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Greenpeace aplaza su democratización interna de 'un país un voto' hasta 1995

La organización recorta su presupuesto internacional en un millón de dólares

Greenpeace ha decidido saldar los desajustes de su crisis económica adoptando la postura menos drástica en sus presupuestos. Los más de 100 delegados asistentes a la reunión que concluyó ayer en Túnez, acordaron recortar sólo en un millón de dólares (unos 125 millones de pesetas) el presupuesto de Greenpeace Internacional para 1995. La opción más dura pedía un recorte tres veces mayor, lo que habría llevado a severas reducciones en las campañas. El otro gran tema a debate, la democratización interna para lograr que cada país tenga un votose aplaza hasta 1995.

El presupuesto de Greenpeace Internacional en 1994 ha sido de 29,5 millones de dólares (unos 3.700, millones de pesetas); el aprobado para 1995 es de 28,6. Estos son los fondos de la oficina internacional; porque el total que manejan las 42 oficinas de Greenpeace repartidas por el mundo supera los 15.000 millones de pesetas. Los presupuestos nacionales se deciden en cada país. España va a mantener el suyo para 1995 (270 millones).Este pequeño descenso en el presupuesto es, inferior a las últimas pérdidas anuales. Ha habido consenso en mantener intocables los fondos destinados a la expansión de la organización, creada en 1971, por América Latina y el este de Europa. Además, la Asamblea general ha decidido por primera vez, hacer una planificación de los gastos más a largo plazo; y se han establecido unos topes hasta 1997.

Los cuatro poderosos

Sobre el otro gran debate planteado, conseguir una organización más democrática de forma que en las asambleas se adopte como criterio el de un país un voto, ha habido acuerdo en que hay que avanzar. Pero Greenpeace se ha dado el plazo de un año de estudio para, probablemente, adoptar esta postura en la asamblea de 1995.Ahora sólo tienen poder de voto 11 de los 30 países -España entre ellos-. Cuatro son los principales sostenes del presupuesto de Greenpeace Internacional: Alemania -muy a la cabeza-, Estados Unidos, Reino Unido y Holanda entregan el 80% del presupuesto de la oficina central. La aportación española es muy pequeña: unos 43 millones de pesetas; una cifra anecdótica comparada con los 1.500 millones de los alemanes o los 750 de EE UU. El británico Paul Gilding, ex director ejecutivo de Greenpeace Internacional, opina que estos cuatro países tienen una "influencia excesiva, porque tienen los cordones de la bolsa". La presidenta de la Junta directiva, la alemana Uta Bellion, no ve inconveniente en que "un pequeño país pobre tenga el mismo peso que otros".

Greenpeace ha perdido en lo que va de década uno de los seis millones de socios. Junto a la recesión económica y el paro, otras son las causas que han asestado el golpe: sus ataques a la Guerra del Golfo en EE UU y el desvío de la atención a otras organizaciones de ayuda humanitaria, como las que luchan contra el sida o el cáncer. En Francia no le perdonan a Greenpeace sus ataques a su energía básica, la nuclear; en Japón y Noruega, sus campañas contra la caza de ballenas tampoco son bien vistas. Además, la lucha de las grandes industrias contra Greenpeace también se ha hecho sus hueco. En algunos países como Canadá, las industrias químicas han desembolsado millones de dólares en campañas publicitarias contra la organización que más dolores de cabeza les da.

Greenpeace España, aunque se ha librado hasta ahora del bajón, ha experimentado un importante frenazo en el crecimiento de nuevos miembros.

Frente a aumentos en los ingresos que han rondado el 20% en los últimos tres años; este ejercicio lo cerrará con una subida del 1%. Según datos de la propia organización, Greenpeace captó 1.511 socios en su primer año de andadura en España, en 1984. El gran salto lo dio en 1990, justo cuando empezó la crisis a nivel internacional. En 1994, la organización, aunque ha conseguido un eco extraordinario en la prensa con algunas de sus más exitosas y llamativas operaciones, ha registrado un parón en el crecimiento. A falta de cerrar el balance, María Luisa Toribio, portavoz en Madrid, señala que los socios actuales rondan los 65.000. Su polémica protesta en la apertura de la Asamblea del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, en Madrid, ante el Rey, se saldó con tres bajas. En Greenpeace España trabajan 31 personas.

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