Latinoamérica mantiene sus perspectivas de crecimiento, según el BID
Los países de Latinoamérica y el Caribe se han transformado en un paraíso para los inversores, los índices de crecimiento, la apertura de sus mercados y la liberalización del conjunto de las actividades financieras colocan a sus economías en una situación privilegiada, tanto para acoger las inversiones extranjeras como para transformar seriamente el marco de desigualdades sociales, que dificulta la educación, la formación profesional y la asimilación de nuevas tecnologías. Estas son las principales conclusiones del informe "Economía y progreso social en Latinoamérica, 1994", elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con sede en Washington.Las reformas macroeconómicas emprendidas años atrás, dice el informe, se están consolidando y empiezan a dar frutos: "La región latinoamericana ha pasado de ser uno de los mercados más protegidos del mundo a ser uno de los más abiertos". La combinación de las reducciones arancelarias, la eliminación de barreras comerciales y la liberalización a todos los niveles "ha causado una verdadera transformación cualitativa en el sector de las exportaciones no tradicionales". La apertura de los mercados financieros y los procesos de privatización están actuando como un imán para atraer capitales internacionales y para recuperar capitales propios que habían huido en los años anteriores.
La media de crecimiento de las economías latinoamericanas -3,5% en 1993, y perspectivas superiores para 1994- tiene su exponente más alto en el Cono Sur (que pasa de 1,9% al 5,2%, gracias. sobre todo al salto adelante de Brasil y a la situación de Argentina). La región andina queda por debajo de esa media, con un 2,8% de crecimiento.
Las perspectivas de conjunto son positivas, según el informe. Latinoamérica se mantendrá en el grupo de cabeza de la recuperación mundial, atraerá más inversiones privadas y se verá beneficiada del aumento del precio de las materias primas y de la intensificación del comercio internacional. En la otra cara de la moneda, el informe subraya el desequilibrio en la balanza comercial (con la espectacular excepción de Brasil y, en menor medida, de Venezuela), las desigualdades en el crecimiento entre los distintos países y la vulnerabilidad de sistemas económicos excesivamente dependientes de las materias primas; y del uso intensivo de la mano de obra barata en sectores no productivos.
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