Lycra al cien por cien
Brecker Brothers
Michael Brecker (saxo tenor y EWI), Randy Brecker (trompeta), Dean Brown (guitarra), George Whitty (teclados), James Genus (bajo eléctrico) y Rodney Holmes (batería)
TeatroMonumental. Madrid, 27 de octubre.
Si se juzga por lo visto en las últimas ediciones del festival madrileño, podría concluirse que el jazz se asienta sobre terreno. desértico y es necesario recurrir' a los mismos nombres para completar los carteles de cada año. Confirma esta impresión el hecho de que un número creciente de conciertos está protagonizado por artistas no relacionados directamente con esta música.En estas condiciones, la sesión inaugural de la decimoquinta edición aportó poquísimas sorpresas y el pistoletazo de salida sonó a declaración de principios cien veces ratificada. Sobre el escenario, dos popes de lo que se denomina fusión: una estética ambigua, de aspecto coqueto y carácter utilitario, lycra al Cien por cien, de escaso calado emocional, nacida para el consumo rápido y el olvido inmediato.
La indudable capacidad de los hermanos Brecker les permitiría aspirar a empresas más altas, pero no parecen dispuestos a salirse de la espiral que con tanto esmero aparece regandoles un caballero en la portada de su último disco. Out of the 1 loop, engañoso título del segundo trabajo de los Brecler desde su reunión, presenta un inquietante aspecto de sampler, esa clase de disco muestrario tan apta para el pico teo informativo. . Por desgracia, el concierto resultó mucho me nos variado.
Randy se pasó la noche invocando a Miles Davis, pero su barba y su tez blanca le delataban. Nadie creyó que fuese Miles reencarnado por mucho que se afanara en plagiar frases enteras, calzar sordina y distorsionar la trompeta con trasnochados efectos wah wah. Cuando no se sentía Miles, el mayor de los Brecker se aproximaba pelígrosamente a los excesos pirotécnicos de Maynard Ferguson, reconocido árbitro del mal gusto. El término medio era aún peor: era la nada.
Michael demostró mucho más talento. Con el tenor estuvo notable y construyó el solo más emocionante de la noche sobre la pieza Harpoon; y con el EWI hizo una portentosa demostración práctica. Del electronic wind instrument salieron tremebundos ecos siderales, rayos y centellas y, en plan más modesto, hasta un sonido que recordaba a un animoso coro de gaiteros.
La banda quedó exhausta y dejó que el batería se zampara en solitario una buena parte & la propina final.
Babelia
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