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Nerviosismo sin precedentes en las telecomunicaciones de EE UU

Llega la hora de la verdad para las 'autopistas de la información'

La autoridad reguladora de Estados Unidos en materia de telecomunicaciones (FCC) tiene que conceder en diciembre nuevas licencias de servicios comunicación personal, y ello ha puesto muy nerviosas a las grandes compañías del sector en EE UU, que atraviesan una etapa de agitación y frenesí sin precedentes. No es para menos: si el teléfono sólo servía hasta ahora para hablar, a partir de ahora va a ser indispensable para organizar la vida. Y eso implica una inmensa oportunidad de negocio.

Pactos de antiguos rivales, acuerdos estratégicos no siempre consolidados, tomas de posiciones que cambian en horas y mucho nerviosismo: éstos son los ingredientes que dominan la escena. Gran parte de esa fiebre se debe a que hoy es el último día hábil para que se conozcan oficialmente las alianzas que aspiran a participar en la subasta de nuevas licencias.Los servicios de comunicación personal son el sueño del vicepresidente de los Estados Unidos, Al Gore: se trata del acceso masivo de los ciudadanos, a través del ordenador y de la línea telefónica, a servicios de telefonía móvil de la más avanzada tecnología, así como a grandes bancos de datos, a redes públicas de información (desde salud hasta educación) y múltiples posibilidades adicionales de utilidad para el ciudadano particular, como los busca, cada vez más importantes para restaurantes y guarderías,

Esto significa que se abre la gran carrera de las concesiones para operar en las autopistas de la comunicación. Y ya se perfilan por lo menos cuatro grandes alianzas que van a luchar sin cuartel por un mercado multimillonario basado en un mismo objetivo: poner en pie una red nacional de comunicación celular, con posibilidades de integrar simultáneamente ordenadores portátiles, televisión por cable y otros servicios, cuyas tarifas sean, gracias a las nuevas tecnologías, sensiblemente más baratas que las actuales, para permitir el acceso masivo de los consumidores.

La fiebre se desató el martes. Ese día (véase EL PAÍS del 26 de octubre), Spring, la tercera empresa telefónica de EE UU, después de AT&T y MCI-, anunció un acuerdo con las tres mayores compañías de televisión por cable para mejorar su red de distribución de programas, que ahora mismo llega a 30 millones de hogares, y ofrecer más servicios telefónicos.

El número uno de la telefonía de larga distancia, AT&T, ya se había adelantado a comprar McCaw Cellular Communications, la mayor compañía del sector en EE UU, para lanzar desde ahí su red nacional de comunicación móvil. A su vez, Bell Atlantic, la potente compañía telefónica regional, reaccionó fusionando su servicio de comunicaciones móviles con Nynex, la compañía telefónica de Nueva York, e integrando en el grupo a US West Incorporated, otra telefónica regional, y a Air Touch Comm., la filial celular de Pacific Telesis Group -esta última con intereses en España, puesto que aspira a la segunda licencia de telefonía móvil en alianza con el Banco Santander-.

Por fin, MCI, la segunda empresa norteamericana de larga distancia, entra en el juego sin que se sepa aún si se va a lanzar con otros socios o va a limitarse a consolidar inversiones para reforzar sus redes telefónicas locales y regionales. Bert Roberts, presidente de MCI, que estuvo en Madrid el pasado miércoles, acogió con cautela las fusiones y alianzas de los demás y no mostró sus propias cartas.

Hay más protagonistas en esta carrera: Time Warner, la segunda empresa más importante de televisión por cable, ha reforzado su acuerdo con la compañía telefónica regional US West, que es propietaria desde el año pasado del 25% de la empresa de cable de Time, para lanzar un producto que denomina Full Service Network, una red interactiva digital multimedia, cuyo objetivo será proporcionar servicios relacionados con la información, la educación y el entretenimiento.

La agitación sacude también a Hollywood, donde se espera que la próxima semana se anuncie un acuerdo entre tres compañías telefónicas regionales y la CAA, la mayor agencia de representación de actores, para ofrecer programas de televisión vía cable a 46 millones de hogares, hoteles y centros de negocios.

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