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Tribuna:ELECCIONES VASCAS
Tribuna
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Arte a domicilio

Tomàs Delclós

Papá empezó comprando arte vasco del XIX y el hijo siguió la colección con obra contemporánea. Pero vino la crisis y esta colección particular se malvendió. Esto ha sucedido un par de veces en los últimos tiempos. Quienes lo cuentan no saben qué familias de arraigo y en apuros vendieron, y todavía menos dónde habían comprado. No es extraño que el rastreo de la procedencia sea difícil. En Euskadi se compra arte, y mucho, pero en el estudio del artista, fuera del mercado. Los galeristas se sienten marginados y avisan de que la venta directa aumenta la probabilidad del sablazo en un comercio donde para vender a un precio basta que uno sólo quiera comprar a este precio. Otros hacen responsables a los mismos galeristas de su marginación porque, dicen, no basta con tener cuatro paredes para serlo. La misma Euskal Telebista tiene una teletienda dedicada al arte."Muchos artistas sólo pasan por las galerías para llenar currículo. La venta se hace en casa", explica Sol Panera. Está en su galería bilbaína, Aritza. Lleva 22 años y ha visto de todo, incluso cómo la policía le clausuraba la sala en 1973 porque exponía a Ibarrola. Sol cree que hay mucha producción, pero se conoce poco fuera de su territorio. "Estamos, como todos, sometidos a la cultura de la noticia, y es muy triste que de Oteiza sólo se sepa que escribe barbaridades o que Chillida hace esculturas grandísimas". El dinero público, se quejan en este gremio, se gasta más en la manutención discriminada de artistas que para di vulgar su existencia. "En los despachos oficiales se alega que ya hacen bastante apoyando la producción como para que tengan que hacerse cargo de su difusión. Con todo, salas públicas y bien dotadas, como la Rekalde, en Bilbao, o KoIdo Mitxelena, en San Sebastián, están abriendo nuevos escaparates. El jueves, la Mitxelena tenía la sala principal cerrada porque iban a inaugurar la muestra Formas del abismo, el cuerpo y su representación extrema en Francia 1930-60. En el último piso había una deliciosa exposición sobre el placer de leer muy apropiada para el lugar, que tiene una notable biblioteca self-service donde llegas al libro tu solo, con el auxilio de una guía informática y sin que apenas sean visibles los ángeles custodios.

En el abultado censo de artistas vascos los hay buenos y malos, pero también auténticos genios en el asalto a becas, talleres patrocinados y gabinetes públicos de compra. Existe la tesis, no documentada, de que la escultura, al margen de las grandes obras totémicas, abunda porque la autoridad, abrumada con la ornamentación de parques y jardines, la compra con ligereza mientras sea impermeable. El problema, insiste Sol, no es que haya tantos artistas, sino que puedan conocerse, aquí y fuera, los que valen la pena.

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