Dimite un viceministro británico acusado de cobrar por sus preguntas en el Parlamento
Una nueva tormenta relacionada con la presunta corrupción de dos miembros del Gobierno conservador sacudió ayer al Parlamento de Westminster. Esta vez las acusaciones desveladas en un diario nacional alcanzan a dos altos cargos del Ejecutivo, acusados con todo lujo de detalles y, al parecer, con pruebas de haber aceptado dinero por hacer determinadas preguntas en la Cámara de los Comunes. Uno de los inculpados, Tim Smith, viceministro para Irlanda del Norte, presentó ayer su dimisión.El primer ministro, John Major, reforzó por su parte en los Comunes su compromiso con el mantenimiento de "un alto nivel ético en la vida pública". Major se desayunó ayer, día de reunión ministerial, con un titular a cinco columnas en el prolaborista diario The Guardian, en el que se daba cuenta de cómo sus dos colaboradores ganaron miles de libras trabajando a las órdenes del lobby de Ian Greer.
Greer, que actuaba en nombre del financiero árabe Al Fayed, llegó a pagar hasta 2.000 libras (unas 400.000 pesetas) por una sola actuación durante la batalla mantenida por su cliente por el control de los almacenes Harrods entre los años 1987 y 1989. El periódico publicaba ayer fotocopias de algunas de las preguntas parlamentarias y de un fax enviado por el propio Al Fayed al lobby de Greer.
Major intentó capear el temporal dialéctico como pudo a lo largo de su tormentosa comparecencia de ayer en la Cámara de los Comunes. En medio del clamor que emergía de los bancos laboristas, el primer ministro reforzó su compromiso de luchar por el mantenimiento "por un alto nivel ético en la vida pública". Elevando su voz sobre un mar de silbidos, Major aseguró también haber recibido noticias de supuestas irregularidades en la actividad parlamentaria de Smith y Hamilton hace tres semanas. "Inmediatamente ordené una investigación completa que aún se está desarrollando", dijo Major, quien rechazó que las alegaciones pudieran considerarse completamente probadas por el hecho de haber sido publicadas en un diario.
La tarea de los diputados
La tarea de los entonces parlamentarios consistía, al parecer, en plantear determinadas cuestiones en la Cámara de los Comunes en respaldo de los intereses de Al Fayed. Según el diario, no menos de 22 preguntas fueron realizadas por ambos viceministros entre los años 1987 y 1989 y, curiosamente, parte del material probatorio ha salido de las propias manos del financiero árabe.Mientras Smith se apresuraba a remitir su carta de renuncia al primer ministro, reconociendo haber cobrado cantidades no declaradas al Registro de Intereses del Parlamento, el propio Major aseguró que el otro presunto implicado, Neil Hamilton, actualmente viceministro de Comercio, no abandonará su puesto, ya que "ha negado rotundamente" haber realizado preguntas en favor de Al Fayed.
El número dos del Partido Laborista, John Prescott, reclamó ayer la dimisión de ambos implicados. "Si es que tales acusaciones tienen algo de cierto, y en vista de la correspondencia publicada así lo parece". Mientras el líder del mismo partido, Tony Blair, reclamó ayer a Major en el Parlamento luz y taquígrafos para esclarecer las conexiones económicas de los diputados, inmersas a menudo en una complicada maraña de lobbies y organizaciones casi gubernamentales -los famosos Quangos- que detentan más poder económico que los propios ministerios.
El Parlamento británico cuenta con un Comité de Privilegios dedicado, presuntamente, a velar por la limpieza de los ingresos de los diputados. Sin embargo, la existencia de varias decenas de lobbies dedicados a la intermediación entre el mundo financiero y el político demuestra hasta qué punto la tarea está condenada al fracaso. La acusación que pesa sobre Hamilton y Smith no entra tampoco en el terreno de la ilegalidad. Simplemente puede ser considerada como poco ética.
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