Los logros en política exterior, 'premio a la paciencia' para el presidente Clinton
Hace apenas dos semanas, la política exterior estadounidense naufragaba entre errores, desorden y falta de liderazgo. De repente, todo parece diferente. Haití, Irak, Corea del Norte y Oriente Próximo, aparecen como éxitos indudables de la Administración estadounidense, que incluso ha tomado fuerzas para impulsar una política más agresiva contra los serbios de Bosnia. ¿A qué obedece este cambio? En opinión de un alto funcionario del Gobierno, los logros actuales son "un premio a la paciencia" y el fruto de una profunda modificación del estilo de trabajo, tanto en la Casa Blanca como en el Departamento de Estado.Como consecuencia, "la estatura presidencial de Bill Clinton está en ascenso", según dijo ayer Mike McCurry, portavoz del Departamento de Estado, en una entrevista con un grupo de periodistas europeos.
Eso le da al presidente norteamericano más posibilidades, de "construir una estrategia global, por primera vez desde el final de la guerra fría", y de defender con mayor autoridad su programa político doméstico.
Según McCurry, el presidente Bill Clinton, que arrinconó los temas internacionales en la primera mitad de su mandato, está ahora "muy comprometido con sus ideas en política exteríor". "Para impulsar las reformas domésticas es necesario al mismo, tiempo demostrar un fuerte liderazgo en el exterior", afirmó el portavoz del Departamento de Estado.
Los éxitos recientes han estimulado, además, a la Casa Blanca a dar mayor notoriedad a su política internacional. La prueba es que, a menos de 20 días de unas trascendentales elecciones parciales, Clinton interrumpirá su actividad interna para viajar la próxima semana a Oriente Próximo y rentabilizar así los significativos avances hacia la paz ocurridos en esa región, en especial la firma de un acuerdo entre Israel y Jordania.
Paciencia y capacidad
Según McCurry, esos éxitos tienen mucho que ver con la paciencia y la capacidad de encajar críticas que la Administración ha. demostrado en las últimas semanas". En Haití, Washington tuvo, que defender el envío de tropas, frente a una opinión pública y un Congreso en contra.En Irak, Clinton reaccionó, con rapidez, pero con prudencia, desoyendo los consejos que le pedían acabar con Sadam Husein de una vez por todas. En Corea del Norte, la Casa Blanca optó por una negociación, que se ha demostrado provechosa, frente a algunas opiniones que pedían mas mano dura con el régimen norcoreano.
En Oriente Próximo, Estados Unidos está a punto de conseguir el milagro de sumar a Siria a los acuerdos de paz. Gracias a la paciencia demostrada en todas esas crisis, la imagen de Clinton ha evolucionado de la de dubitativo a la de reflexivo y prudente.
Para llegar a esos resultados, la Administración norteamericana efectuó "hace dos meses" lo que McCurry califica como "un profundo cambio en los métodos de trabajo" en política exterior. Un diplomático extranjero describió ese cambio como "una verdadera revolución en el Departamento de Estado".
Como ejemplo, ni una sola de las personas que trabajaban hasta hace dos meses en el área de Yugoslavia permanece en su puesto. El secretario de Estado, Warren Christopher, ha impuesto un estilo más eficaz frente al excesivo teoricismo del consejero nacional de Seguridad, Anthony Lake. En la Casa Blanca, el nuevo jefe de Gabinete, Leon Panetta, se encarga de que los problemas lleguen resueltos al presidente y de que Clinton se ocupe tan sólo de tomar decisiones.
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