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ECOLOGÍA

La erosión del suelo le cuesta a España 54.000 millones de pesetas al año

Enric González

La erosión del suelo, por el efecto combinado de los incendios forestales y las lluvias, le cuesta a España un mínimo de 54.000 millones de pesetas al año. El ministro de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente, José Borrell, hizo ayer en París esta estimación del coste inmediato de la desertización. Borrell asistió en la sede parisiense de la Unesco al acto de la firma del Convenio para la Lucha contra la Desertización, emanado de la Cumbre de Río de 1992 y suscrito por un centenar de países.

El ministro español afirmó, que al menos 67 millones de toñeladas de tierra fértil se pierden anualmente en las cuencas hidrográficas españolas, por carecer del soporte del arbolado. Las lluvias arrastran esa tierra hacia los embalses o hacia el mar. En el caso de los embalses, la afluencia de barro provoca cada año una disminución de 250 millones de metros cúbicos en la capacidad de almacenamiento de agua. "Para compensar esa pérdida de capacidad de los embalses, hay que invertir 4.000 millones de pesetas al año", afirmó Borrell.El coste de reposición de la tierra perdida por erosión, en forma de abonos artificiales, supondría unos 30.000 millones de pesetas. "Las inundaciones nos cuestan unos 100.000 millones de pesetas cada año", siguió el ministro, "y de ese total, una quinta parte -20.000 millones- se deben a la falta de absorción del agua por inexistencia de capa vegetal. Sumados estos 20.000, más los 30.000 millones perdidos en tierra y los 4.000 en capacidad de almacenamiento, resultan 54.000 millones cada año. Todas esas cifras representan el mínimo", concluyó Borrell.

La inversión de las administraciones españolas en compensar los efectos de la desertización será, en 1995, de 35.000 millones de pesetas. "Aún estamos muy por debajo de lo que hace falta para equilibrar, y no digamos para recuperar el terreno perdido", señaló el ministro.

Carta de Butros-Gali

El Convenio para la Lucha contra la Desertificación afecta a todo el planeta y muy especialmente a África y determinadas zonas de Asia, donde la desertización está muy avanzada y provoca hambrunas periódicas. Según cálculos de la Unesco, 900 millones de personas viven en el 25% de la superficie terrestre amenazado de desertificación. José Borrell explicó que "cuando se utiliza el término "desertificación" pensamos automáticamente en el Magreb y el África subsahariana. Pero la cuenca norte del Mediterráneo, que incluye a España, está también en grave riesgo. Este convenio es, además de un compromiso público, un instrumento para establecer una política medioambiental coordinada entre los países mediterráneos".

Durante el acto de la firma del convenio, el director general, de la Unesco, Federico Mayor Zaragoza, leyó un llamamiento del secretario general de las Naciones Unidas, Butros Butros-Gali, quien excusó su asistencia, al igual que el presidente francés, François Mitterrand. "Quiero pedir a la comunidad internacional que conceda un apoyo financiero real a este convenio", decía el mensaje de Butros-Gali, "indispensable en la lucha por el medio ambiente y el desarrollo del planeta".

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