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ELECCIONES VASCAS

El precio de la credibilidad

Hacerse una policía integral le ha costado a la Ertzaintza convertirse en objetivo de ETA

Pedro Gorospe

PEDRO GOROSPE. Cuatro años de lucha contra ETA han hecho a la Ertzaintza perder su inocencia. La osadía de hablar públicamente de los terroristas como una mafia que reparte amenazas, secuestra, chantajea y asesina, utilizando a través de sus miembros la estructura del sindicato abertzale LAB o el diario Egin, tiene un precio. Al igual que enfrentarse al comando Vizcaya, con el resultado de un agente y un etarra muertos. El peaje impuesto por sectores de la izquierda abertzale se traduce en ataques a ertzainas de paisano en el más puro estilo de la ley, de Lynch, atentados con artefactos incendiarios contra los agentes e incluso el asesinato del sargento mayor del cuerpo, Joseba Golkoextea. Los ertzainas han pasado en cuatro años delimitarse a meras labores de tráfico, lo que les daba cierta inmunidad, a ser el centro del huracán y a que sus agentes tengan que esconderse en los casos más extremos.

Sin embargo, la sociedad vasca concede a la Ertzaintza la máxima credibilidad, y el 86% de la población cree que tiene que combatir a ETA, según una encuesta del Gobierno autónomo. En ese contexto, el próximo día 25, 48 horas después de las elecciones y 150 aniversario de la aprobación del Estatuto de Gernika, la policía vasca tomará Bilbao y sólo le faltará desplegarse por Vitoria.

Tras los titubeos iniciales y los escándalos de la época de los consejeros Luis María Retolaza y Juan Lasa, la Ertzaintza de Juan María Atutxa está a punto de completarse con un colectivo que el próximo año se aproximará a los 7.000 agentes. Será el final de un proceso cuyo acuerdo político fue sellado a tres meses de la convocatoria de las elecciones autonómicas de 1990 por los entonces titulares de Interior José Luis Corcuera y Juan Lasa.

El mapa policial, abierto desde que en 1982 los primeros 603 agentes salieron de la academia de Arkaute, quedó solucionado ocho años después, pero el acoso de los escándalos, el oscurantismo y los problemas laborales seguían pendientes. En 1990 no había ley de la policía, todavía sonaban los ecos del enchufismo peneuvista en la admisión de agentes y estaba caliente la cuestión de los miles de millones de las máquinas tragaperras ilegales.

La detallada información que ofreció Interior al Parlamento vasco, tras el primer enfrentamento a tiros con miembros de ETA, el 29 de agosto de 1991 en Bilbao, fue el avance de una nueva forma de hacer. En el tiroteo murieron el agente Alfonso Mentxaka y el etarra Juan María Ormazábal, Tturko. Habían pasado seis meses desde la formación de Gobierno, y el lehendakari puso a Juan María Atutxa al frente de Interior, un hombre que en su día comunicó a ETA no tener dinero para pagar el impuesto revolucionario.

Una policía integral

Luego llegó la desarticulación de dos redes de extorsión, una de las cuales dirigía el miembro de la Mesa Nacional de . HB Felipe San Epifanio. Ha puesto de moda el vídeo, reconocida su efectividad por los jueces, y ha desarrollado un modelo de coordinación con la policía francesa que ha dado resultados positivos, como la detención del terrorista Carlos Almorza, Pedrito de Andoáin, o el descubrimiento de la fábrica de armas de ETA en Francia. Lo que Atutxa llama "una policía integral, surgida del pueblo vasco, y que lucha contra todos los delincuentes, estén o no agrupados en torno a unas siglas".

La lucha en todos los frentes ha hecho, sin embargo, que la Ertzaintza empiece a conocer el precio de su propia definición como cuerpo. Además de la respuesta del entorno de ETA, conocen ya los males que aquejan a cuerpos mucho más veteranos. A pesar de' no estar diseñado como tal, Interior ha creado con cierta preocupación y urgencia una unidad de asuntos internos para atajar cualquier brote de corrupción. Una decena de agentes están procesados por hechos de este tipo, y ya existe una lista de ex ertzainas delincuentes, un viola dor, y algún traficante de drogas.

En cuanto a la respuesta de ETA y su entorno, él alcance, todavía, es limitado. La presión es cada vez mayor en la calle, los agentes son blanco de las algaradas callejeras y sufren palizas, pero no existe un frente abierto de ETA contra la Ertzaintza, como con la Guardia Civil y Cuerpo Nacional de Policía. ETA además está descolocada en la estrategia a seguir contra la policía vasca. Primero atentó en 1986 contra cargos procedentes del Ejército, como el superintendente Juan Carlos Díaz Arcocha, y luego contra el sargento mayor Joseba Goikoetxea, el 22 de noviembre de 1993. Este asesinato vino precedido de una larga campaña de HB, que le acusaba de torturar a terroristas.

El año 1995 será el del final del despliegue con la llegada a Vitoria. La policía autonómica, que comenzó a extenderse como una mancha de aceite hace 12 años, dejará de tener en la academia de Arkaute su principal fábrica de agentes. A la Ertzairitza le llega la hora de la especialización.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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