_
_
_
_
_

Paralizada la ley de la Comunicación en EE UU

Las "superautopistas de la comunicación" sufren una limitación de velocidad en EEUU: el Congreso, que acaba de poner punto final a su período de sesiones por este año, ha sido incapaz de sacar adelante la Ley de las Telecomunicaciones, una iniciativa destinada a liberalizar el sector y a proporcionar un marco legal a la industria y a los servicios que sustituyera a las limitaciones impuestas por normas que datan de 1934.

Las compañías regionales de teléfonos, las de alcance nacional y las empresas de televisión por cable se acusan mutuamente de haber paralizado el proyecto, que impondrá un ritmo más lento de lo previsto en las nuevas redes de información y comunicación.

El proyecto de ley, anunciado en enero de este año por el vicepresidente Al Gore, se proponía eliminar restricciones legales en el mercado de las telecomunicaciones y aumentar la competencia entre las empresas de cable, las compañías telefónicas de ámbito regional y las de larga distancia.

El punto de partida era simple: la empresa que quisiera entrar en mercados hasta ahora protegidos tenía que abrir los suyos a la competencia. Las empresas telefónicas regionales podrían competir en larga distancia y entrar en el negocio del cable si admitían que los grandes del sector -AT&T, MCI y Sprint- y las compañías, de televisión por cable entraran en los lucrativos mercados de las comunicaciones telefónicas locales, y viceversa.

Presiones formidables

Pero si las bases de discusión eran simples, los obstáculos han sido más simples todavía, a partir de la conocida ley del embudo: yo quiero entrar libremente en un mercado nuevo, pero quiero también que mi rival no entre al mismo tiempo en mi mercado. Las compañías telefónicas regionales ejercieron una notable presión sobre varios parlamentarios, argumentando que no iban a poder acceder al mercado de la televisión por cable tan rápidamente como las empresas de cable iban a irrumpir en el sector de las comunicaciones telefónicas.Las baby bells, las siete compañías que obtuvieron hace 10 años el monopolio de los mercados telefónicos locales y regionales, querían limitaciones a la desregulación y sus intereses fueron defendidos por el líder de la minoría republicana en el Senado, Bob Dole. A pesar de que la Cámara de Representantes aprobó la ley en junio pasado, la formidable batalla de los diferentes grupos de presión ha impedido el acuerdo.

El congresista Edward Markey, gran impulsor de la iniciativa desde hace cuatro años, consideraba la Ley de las Telecomunicaciones "el proyecto económico más importante de 1994", por encima del GATT y de la reforma sanitaria, porque "hubiera introducido por fin la libre competencia en el sistema nervioso del país y en lo que será muy pronto la primera industria del mundo".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_