Autobuses y nación
Euskadi es un pañuelo, pero a Txabi, que estudia Derecho en San Sebastián, hay días que le cuesta tres horas volver a casa en Bilbao. Alazne, que hace Políticas y es de San. Sebastián, dedica otras tres horas y media, cada día, para ir y volver del campus que la única universidad pública del País Vasco (UPV) tiene en Leioa, en las afueras de la capital vizcaína. No es que las dos ciudades estén tan lejos, apenas 100 kilómetros, pero los horarios de los autobuses no están muy de acuerdo con el lectivo. El abono anual, además, no cuesta lo mismo si uno sale de San Sebastián que de Bilbao. Siempre mas de cien mil pesetas, pero no lo mismo. En San Sebastián, fueron los propios estudiantes quienes se adelantaron a montar la ruta de autocares y para que no hubiera confusión llamaron a su organización Bidaitxungo. O sea, Viaje Chungo. Les queda él pobre consuelo de ver que sus colegas bilbainos, los que tienen la facultad en la esquina, a veces tardan 40 minutos, metidos en verdaderas sardineras, para llegar donde ellos.Este trasiego diario de diez mil jóvenes aumenta las probabilidades de. una tragedia. Y la tragedia llegó la semana pasada. En el accidente de uno de estos autocares se mataron dos estudiantes. Ahora todo son declaraciones Sobre cómo poner remedio a este monumental tour operator. Pero el debate tiene delicados recovecos. La UPV, muy a sabiendas, apostó por un campus único: Euskadi. Farmacia, sólo puede estudiarse en Álava, y quien quiere hacer Derecho tiene que apuntarse en San Sebastián. La UPV, sin embargo, tuvo una debilidad: abrir en esta ciudad una segunda delegación de Económicas y ahora, en Bilbao, se reclama sin éxito la recíproca con los estudios jurídicos.
Para disminuir tanta itinerancia, en algunos claustros se defiende duplicar delegaciones y facultades donde haga falta y haya profesores para servirlas. Pero ello seria, a juicio de sus detractores, hacer añicos e ineficaz la universidad vasca. Y ya argumentando por elevación, hay quien concluye que estas nuevas fundaciones universitarias, no se ajustarían a la idea moderna de Euskadi como nación porque sería fomentar el caciquismo provincial.
A algunos de estos últimos no les hace ninguna gracia el lujoso repertorio de chistes que los vizcainos cuentan sobre los guipuzcoanos, y viceversa. Creen ver en ellos algo más que jocosos, y por otra parte universales navajazos al vecino. Cuestión navarra al margen "fijese", dicen los alarmistas, "en quién ganará las elecciones en Álava, quién en Guipúzcoa y quién en Vizcaya. Todos distintos".
Mientras, en la parada de Leioa, una fila india de carpetas en el suelo guarda la vez de sus dueños para cuando llegue el autocar. Euskadi es una nación, pero lo sería más con más autobuses.
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