La Clave de la agitación
La clave de la agitación que ha tensado hasta el límite las relaciones entre la justicia milanesa y el presidente del Gobierno italiano es una investigación sobre la presunta corrupción de inspectores fiscales por parte de Telepiú, televisión de pago fundada por Silvio Berlusconi. Durante la investigación han surgido indicios de que la presunta corrupción fue efectuada no para ocultar posibles fraudes fiscales, sino para evitar que se descubriera que el actual primer ministro seguía siendo propietario de la mayoría de Telepiú, a través de testaferros, en contravención de las leyes italianas.Es obvio que en ese caso Silvio Berlusconi resultaría directamente implicado en un presunto delito por el que los jueces no podrían perseguir exclusivamente a su hermano Paolo, como ocurre en otras investigaciones.- Paolo Berlusconi, que fue detenido el pasado mes de julio, negó que en Telepiú se hubieran pagado sobornos, aunque reconoció otros pagos. En nuevas declaraciones reafizadas anoche, el fiscal jefe milanés, Saverio Borrelli, negó que se hubiera cursado una notificación de apertura de sumario contra Berlusconi.
Sobre Borrelli pesan los rumores de que el fiscal general de Milán, Giulio Castelani, su superior jerarquico, habría remitido al Gobierno un informe poco elogioso sobre su trabajo.
Por su parte, Silvio Berlusconi llega a este enfrentamiento con la magistratura, que se esperaba desde que se metió a político, minado por la revelación de sus malas relaciones con el presidente de la República, Oscar Luigi Scalfaro, que le acusa, en carta remitida al Parlamento, de haber sido informado fuera de plazo sobre el contenido de la ley de Presupuestos y, en general, de tender excesivamente a legislar por decreto.
La política de austeridad del Gobierno de Berlusconi es, además, en estos momentos, objeto de una contestación abierta en la calle. La policía cargó ayer en Roma contra centenares de personas que se manifestaban ante el despacho del primer ministro.
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