Apoteosis de Paco de Lucía en el cierre de la Bienal sevillana
El guitarrista pone broche de oro al gran escaparate del flamenco
El guitarrista Paco de Lucia firmó la noche del pasado domingo la última página de la Bienal de Arte Flamenco Sevilla 94. Y lo hizo como en él ya es costumbre, con maestría. El tópico es inevitable: fue un auténtico broche de oro, que puso al públi co asistente al teatro de La Maestranza de la capital andaluza -casi 1.800 personas- en pie. Hubo unanimidad absoluta. Maestría y brillantez, virtuosismo, interpretación portentosa de una música cuya belleza cautiva desde la primera a la última nota.
Paco de Lucía hace tiempo que se instaló en una plenitud creativa incuestionable. El concierto que ofreció en Sevilla lo integraban títulos de distintas épocas de su carrera, y en todos ellos fue evidente. su capacidad para transmitir en toda su intensidad lo que antes había puesto en ellos como compositor.La música de Paco de Lucía puede en ocasiones parecer fácil por la aparente facilidad con que él la ejecuta, pero es de una complejidad infrecuente en el flamenco. Z¡ryab, por ejemplo, una larga fantasía sobre diversos temas flamencos, ofrece tantas posibilidades, tal riqueza de contenidos que cada nueva audición nos descubre dimensiones inéditas de belleza y emoción.
Paco de Lucía junto a sus hermanos Pepe y Ramón, as¡ como con Jorge Pardo, Carles Benavent, Rubem Dantas y Grilo, logran en cada interpretación comunicar la magia de unos sonidos impregnados de suntuosidad y jondura.
El día anterior -sábado- asistimos a dos espectáculos igualmente seductores. Cien años de cante, de Pedro Peña, quiere recoger en cuatro momentos históricos-laetapa primitiva, los cafés cantantes, la ópera flamenca y los festivales- lo que ha sido el devenir de este arte. Se trata de una idea con connotaciones ciertamente didácticas, desarrollada de manera coherente y respetuosa hacia todos. Por el escenario desfilan, o por lo menos se alude a ellos, figuras tan significativas como Silverio, Montoya, Chacón, la Niña de los Peines, Caracol, Marchena o Mairena.
Cante ortodoxo
Cantaores eminentes nos hicieron gozar con su cante esplendoroso: Manuel Mairena, el Pele, Diego Clavel, Tomasa la Macanita. Cante puramente, gloriosamente ortodoxo, sin concesiones a nada que previamente no hubiera sido sancionado por la tradición. Y el baile de solemnidad faraónica de Tía Luisa la Torrán.Se trata de un espectáculo muy hermoso, que cuenta con una puesta en escena enormemente atractiva, gran imaginación y una enorme dignidad poco frecuente en el género. Pedro Peña ha realizado, evidentemente, un gran trabajo.
El segundo espectáculo de la noche, Sueño con mi guitarra, nos ofreció un recital de baile de Joselito Fernández, hermano de Esperanza, quien había triunfado la noche anterior. Perteneciente a una familia flamenca de origen trianero, Joselito ha acreditado aquí ser uno de los jóvenes bailaores más preparado para mantener viva la antorcha del mejor baile flamenco. Su escueta figura está en el centro de un baile severo, sin concesiones, de singular fuerza física y expresiva. Con él bailó Eva la Yerbabuena, también joven y también con garra de bailaora de excepción.
La ciudad de Sevilla ha culminado así un ciclo flamenco ambicioso y que se coincide en calificar como de sobresaliente calidad. La Bienal está firmemente asentada en el acontecer artístico de la ciudad, y se piensa ya en futuras ediciones de mayor vuelo aún.
Babelia
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