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CUMBRE FINANCIERA EN MADRID

La subida de tipos frena el flujo de capitales hacia America Latina

Victoria Carvajal

VICTORIA CARVAJAL. La fuerte entrada de capital extranjero en las economías emergentes de América Latina desde 1990 ha sufrido un parón en la primera mitad de este año por el repunte de los tipos de interés en las economías industrializadas, principalmente Estados Unidos. Esta mayor competencia y algunos episodios de inestabilidad política en esta región han frenado la colocación de las nuevas emisiones latinoamericanas, según se desprende del informe elaborado por el Grupo de los Treinta (G-30) que fue presentado ayer en Madrid.

"El hecho de que haya varias razones que favorezcan el flujo de capitales hacia América Latina no impide que esta tendencia se dé la vuelta", advierte en su estudio el G-30, un grupo de expertos que analizan problemas monetarios y financieros y preside Paul Volcker, anterior presidente de la Reserva Federal. "Muchas de las fuerzas que impulsaron los flujos a finales de 1993, han cambiado abruptamente este año". La principal circunstancia que ha cambiado: la vuelta al crecimiento de los países industrializados. "A medida que se consolidaba la recuperación estadounidense y Europa salía de la recesión, la subida de los tipos de interés efectuada por la Reserva Federal ha provocado una aumento generalizado de los tipos". Este incremento ha forzado a los emisores latinoamericanos a subir la remuneración de sus bonos para poder mantener así el diferencial -la prima de riesgo que deben pagar- con sus competidores estadounidenses y europeos.

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La subida de tipos y algunos preocupantes episodios de inestabilidad política en México -el asesinato del candidato del PRI a la presidencia, Luis Donaldo Colosio, la pasada primavera- que aumentaron la volatilidad en estos mercados, han sido los principales frenos al flujo de capitales hacia esta región. Frente a los 28.300 millones de dólares de nuevos bonos emitidos en 1993, en los diez primeros meses de este año sólo se han colocado 10.500 millones de dólares.

El estudio del G-30, que ha sido dirigido por William Rodhes, el número dos de Citibank -uno de los bancos más afectados por la crisis de la deuda latinoamericana en los ochenta-, y Geoffrey Bell, el presidente de Geoffrey Bell & Company, hace un balance muy positivo de las reformas efectuadas en Latinoamérica -especialmente en México, Argentina, Chile y Colombia- y propone varias medidas para sostener la entrada de dinero foráneo: Los bancos centrales tienen que ser independientes y procurar la estabilidad de los precios; una reforma del sector financiero doméstico es esencial para mejorar la transparencia y disponibilidad de datos contables de las compañías financieras; hay que crear fondos de pensiones y desarrollar los mercados de derivados; aumentar la tasa doméstica de ahorro e inversión con un mejor tratamiento fiscal; usar el tipo de cambio para mejorar la competitividad además de utilizarlo para estabilizar los precios; los países industrializados deben seguir apoyando las reformas en Latinoamérica con la apertura de sus mercados a los bienes y servicios de esta región.

Dinero privado

Mientras que hace tan sólo seis o siete años entre 300.000 y 400.000 millones de dólares (entorno a unos 45 billones de pesetas) abandonaban al año esta región, según los cálculos del G-30, en 1993 la entrada neta de capital (descontando las salidas) fue de 69.000 millones de dólares. La mayoría de este dinero proviene del sector privado y se deposita en carteras de inversión. En opinión de estos expertos, esta espectacular recuperación se debe en parte a la repatriación del capital que se fugó durante los ochenta.

A diferencia del tipo de inversión que se efectuó en los setenta y ochenta, fundamentalmente en activos denominados en dólares, los flujos de capital que han entrado en Latinoamérica durante los noventa han ido destinados a la compra de acciones o bonos de las compañías, en divisas domésticas. "Si se quiere abandonar el país, hay que vender el activo a al guien", explica William Rhodes. Esta importante diferencia "disminuye considerablemente el riesgo en el caso de que haya un shock", asegura.El G-30 concluye que el receso experimentado en los primeros meses del año se superará en la medida en que los inversores vean que Latinoamérica avanza en las reformas económicas y estructurales y señala que ya se ha notado una mejora en el segundo semestre. De hecho, señala, la mayor estabilidad política en la segunda mitad del año ha permitido un repunte en la entrada de dinero.

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