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LA ESPAÑA DE LAS AUTONOMÍAS

Síntonía entre los presidentes autonómicos y González

Una ponencia estudiará la refonna constitucional de la elección del Senado y sus funciones

Ninguno de los presidentes autonómicos rebatió ayer al jefe del Ejecutivo, Felipe González, ni matizó la síntesis que éste hizo del debate sobre el Estado de lasautonomías en el Senado. Los Gobiernos autonómicos y el central reconocen y respetan Ios hechos diferenciales" de cada comunidad y, en concreto, la especificidad de Cataluña. El modelo autonómicoactual se considera un vehículo útil para resolver el problema histórico de la integración de los nacionalismos, así como para la distribución territorial y la descentralización administrativa. La importancia de estas conclusiones radica en que por primera vez se han expresado delante de todos los actores afectados, sin que nadie haya puesto en cuestión esta filosofía global.

Las diferencias estribaron en la diferente manera de entender el concepto de "solidaridad interterritorial", es decir, la financiación, sobre todo, para las comunidades más pobres. Algunos presidentes socialistas no dudaron en reclamar al Gobierno de la nación que actúe como árbitro en caso de conflicto.A juzgar por las palabras de González y de los presidentes autonómicos, nadie se ha arrepentido de haber asistido a e primer debate sobre el Estado las autonomías celebrado en el Senado, en el que se reconoce sin reservas "los hechos diferenciales como elementos que definen el Estado autonómico y no un proyecto federal", según palabras de González.

El jefe del Ejecutivo aseguró que este debate había sido "extremadamente útil", ante la satisfacción del presidente del Senado, Juan José Laborda, que, después de tantos años a la espera de un acto de estas características, temía que cualquier chispazo se convirtiera en un incendio.

Nada de eso ocurrió. Los presidentes autonómicos se mostraron de acuerdo en la utilidad de haberse encontrado en este foro con el jefe del Gobierno de la nación y entre ellos mismos. C cual escuchó con atención los problemas de los otros.

Traspaso de competencias

El presidente del Gobierno adelantó algunas propuestas que hoy se plasmarán en mociones de los grupos parlamentarios. El Ejecutivo se compromete a culminar los traspasos de competencias a las comunidades de vía lenta o que accedieron al autogobiemo por el artículo 143 de la Constitución. El llamado Libro Blanco, ahora en elaboración, será la llave que abra la puerta a una solución para el problema de la corresponsabilidad fiscal cuya fórmula actual -cesión del 15% del IRPF- está cuestionada por tres de las 15 comunidades.

González se refirió el otro punto de debate, que la voz de las comunidades autónomas cuando se vean afectadas por la legislación de la Unión Europea sea escuchada en las conferencias sectoriales. El presidente se mostró remiso a que acudan a Bruselas con la delegación del Gobierno de España representantes de comunidades autónomas, si bien aseguró que ello puede ocurrir para algún tema en concreto.

González se refirió a la reforma del Senado para su conversión en una Cámara territorial con gran naturalidad, a pesar de que para ello haya que reformar el título III de la Constitución. Una ponencia se pondrá de inmediato a trabajar en esta cuestión. Por si no quedó claro el día anterior, González sentenció que el modelo autonómico recogido en el título VIII de la Constitución no se toca. Tan sólo la forma de elección del Senado y sus funciones. La reforma de la Admistración periférica del Estado fue otro de los compromisos adquiridos por González, por lo que todos esperan una ley para antes de fin de año.

El jefe del Ejecutivo se cuidó de anunciar la próxima aprobación del Plan Hidrológico Nacional, ya que la guerra del agua surgió minutos después de su intervención, al enzarzarse distintos presidentes de comunidades sobre cómo entendía cada cual la solidaridad en el reparto del agua.

El presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, fue objeto del ataque directo de Joan Lerma, presidente de la Comunidad Valenciana y, en menor medida, de María Antonia Martínez, presidenta de Murcia. Seguía con interés y gesto más que grave este debate el ministro de Obras Públicas, Transportes y Obras Públicas, José Borrell.

La guerra del agua

Lerma fue especialmente duro cuando reprochó a Bono que no quisiera repartir el agua cuando no es capaz de aprovecharla al completo para sí mismo por no haber emprendido las obras de infraestructura necesarias.

Bono quiso ser amable, aunque no encontró facilidades por parte de Lerma, que le miraba con gesto de enfado, e ironizó sobre la facilidad de algunos para pedir solidaridad con los recursos ajenos, no sin antes recordar que él representaba a una comunidad de la España seca.

Al final, Lerma apeló con gesto contundente al arbitrio del Gobierno central. También el presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, pidió a González su papel mediador en el reparto de la riqueza.

Rodríguez Ibarra y, en alguna medida, Bono no entienden la solidaridad como cesiones de unas comunidades a favor de otras, sino que tienen en cuenta exclusivamente a los ciudadanos. Por ello señalan que la solidaridad, palabra repetida ayer decenas de veces, debe de ser de los más con los menos favorecidos.

Conflictos muy locales fueron expuestos ayer públicamente entre el presidente navarro, Juan Cruz Allí, y el riojano, José Ignacio Pérez Sáenz, a cuenta de la foralidad fiscal navarra, que es considerada excesiva por el riojano.

Cruz Allí, en tono cordial pero contundente, también reprochó a González el afán del Gobierno central por discutir estos viejos fueros navarros. Otro conflicto local vino de la mano del presidente de Galicia, Manuel Fraga, y el asturiano, Antonio Trevín, por un antiguo contencioso en tomo al río Eo, conocido por sus "espléndidos salmones", como recordó Fraga.

González acabó encomendando para sí y para los 16 presidentes presentes -en ausencia de José Antonio Ardanza la tarea de "preservar la pluralidad en beneficio de una España fuerte y cohesionada".

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