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Los viticultores 'celebran" su peor año

La anual fiesta de la vendimia escondió ayer la tristeza de la peor cosecha de los últimos años. Los 9.000 agricultores vinícolas de la Comunidad de Madrid están atemorizados por los estragos que las heladas han provocado en las cosechas, aunque los créditos de hasta 12 millones de pesetas a interés cero que les ha ofrecido la Consejería de Economía han conseguido tranquilizarlos. "Es una ayuda, pero la catástrofe ha sido demasiado grande. Los créditos se quedan cortos para cooperativas numerosas como la nuestra, que agrupa a unos 240 agricultores", explicó Antonio Morago, de Arganda, uno de los 11 expositores de la Fiesta de la Vendimia celebrada ayer en la plaza Mayor.El público probó gratuitamente una cantidad indeterminada de litros de vino tinto, rosado y blanco producidos en la región. "Es una medida de promoción", señaló Félix Martínez López-Brea, presidente del Consejo Regulador de Vinos de Madrid. "La situación es la menos próspera de los últimos años. Las bodegas son pobres y no pueden dedicar presupuesto a la publicidad", añade.

Hace siete años las uvas de las 30 bodegas madrileñas recibieron la denominación de origen, que garantiza su calidad mediante controles químicos y gustativos regulares.

A las heladas de este año, que reducirán la cosecha a un 30%, aunque zonas como Navalcarnero han perdido el 90% de su producción, se añade la medida de la Unión Europea, que llama a arrancar el 20% de los viñedos. "Me tendrán que llevar a mí por delante. He dedicado a mis uvas mis 77 años", amenaza Antonio Morgado, padre, de Arganda. "Ya es bastante con haber perdido el 80% de la producción. Es el peor año que recuerdo", añade. Su familia tiene 20 hectáreas y produce 800.000 litros al año. El director de Agricultura y Alimentación de la Comunidad, Ismael Díaz, también está en contra de la medida europea: "Mientras haya mejunjes con sacarosa añadida, no tiene sentido arrancar nuestros viñedos, que producen vinos con cuerpo y aroma", señala. "Además, los viñedos oxigenan el medio ambiente. Si se quitan, la tierra no se puede utilizar en otro cultivo. Se convierte en un erial", añade. En la Comunidad de Madrid hay unas 20.000 hectáreas dedicadas al cultivo de uva.

Ayer, en la plaza Mayor, el enólogo Jesús Gómez destacó la competitividad del caldo. "Un buen vino de mesa madrileño no supera las 200 pesetas. Uno de crianza de gran cuerpo se puede comprar por 500".

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