Detenido por su presunta conexión con la Camorra el ex ministro italiano del Interior Antonio Gava
Era, hace sólo año y medio, un potentísimo barón de la disuelta Democracia Cristiana. El napolitano Antonio Gava, líder del grande centro; par de Giulio Andreotti, de Arnaldo Forlani y de Ciriaco, De Mita; ministro de Correos en el Gobierno socia lista de Bettino Craxi -el otro gran sopor te del poder en la Italia de los años ochenta-, y ministro de Interior entre 1988 y 1990. Pero en la madrugada de ayer, a las 4.30 horas, la policía llamó a su casa en Roma y le condujo esposado hasta el Forte Boccea, un penal de las afueras. Gava seguía detenido anoche, acusado de estar relacionado con la Camorra, la mafia de Nápoles y Campania. Otros supuestos mafiosos corrieron la misma suerte.
Las presuntas conexiones de Gava con la delincuencia organizada no eran un misterio, ya que al ex ministro le había sido abierto un sumario por ese asunto en marzo de 1993, cuando, pretextando motivos de salud, abandonó la política.La detención de Gava se produjo en el contexto de una gran redada contra la Camorra ordenada por la magistratura de Nápoles y estructurada en 98 órdenes de detención, de las que ayer habían sido ejecutadas varias decenas.
Conocidos camorristas, empresarios y políticos figuran en las actas de estas detenciones, que elevan a más de una docena el número de ex diputados y ex senadores italianos afectados por acusaciones de presuntas conexiones con los tres tipos de organizaciones delictivas que operan en el país: Mafia, Camorra y N'Dranghetta.
En relación con la última citada, que tiene su territorio en Calabria, han sido archivadas sendas investigaciones sobre Riccardo Misasi, exponente calabrés democristiano, y Nicola Mancini, exponente socialista en la misma zona. Siguen, en cambio, abiertas las investigaciones contra el ex ministro socialista de Defensa Salvo Andó, por presuntas conexiones con la Mafia de Catania, y, sobre todo, contra el ex primer ministro Giulio Andreotti, cuya causa comenzará a ser vista en Palermo el próximo mes de diciembre.
Importantes implicados
La redada de ayer ha vuelto a poner de actualidad otros nombres importantes de políticos nacionales implicados en relaciones con la Camorra, demostrando que la difusa organización criminal campana, menos dotada de un poder central que la Mafia siciliana, había logrado, quizás por esa razón, penetrar más profundamente en la sociedad de la región citada. Lo cual no ha impedido que políticos de Nápoles o su entorno, como Gava, Vincenzo Scotti o Nicola Mancino, se hayan sucedido, por curiosa coincidencia, a la cabeza del Ministerio del Interior, que fue un feudo democristiano desde la posguerra hasta que el actual primer ministro, Silvio Berlusconi, lo puso en manos de un ministro de la Liga Norte.
Ex diputados como el socialista Raffaele Mastrantuono o el ex democristiano Raffael Russo, brazo derecho de Gava; ex senadores, como Vicenzo Meo, que manejaba el mercado del voto democristiano en Nápoles, y varios representantes locales y regionales figuran entre los detenidos ayer. No lo fue, en cambio, el exministro del Tesoro y fiel de Andreotti Antonio Cirino Pomicino, pese a estar investigado por el mismo tema.
Todos ellos son miembros de una clase política que, tras las elecciones del pasado mes de marzo, debe ser considerada difunta, y han sido acusados de haber basado su prestigio político en el apoyo de la Camorra, a la que habrían, a su vez, favorecido de diversas maneras.
El principal acusador es Pasquale Galasso, un empresario de Salerno, de 38 años, al que su padre, ya vinculado a la Camorra, legó una fortuna multimillonaria, y que, desde 1992, colabora con la Justicia. Detenido en mayo de 1992 como responsable de numerosos homicidios, Galasso empezó a colaborar 10 meses más tarde con la Justicia.
Galasso, estrecho colaborador del camorrista Carmine Alfieri, el más rico delincuente italiano, detenido hace dos años y hoy también arrepentido, contó como Gava le dio indicaciones en 1981 para que lograra la liberación de Ciro Cirillo, el presidente regional campano que fue secuestrado por las Brigadas Rojas (BR).
Según Galasso, aquel secuestro, que la Democracia Cristiana se avino a negociar a diferencia de lo que ocurrió con Aldo Moro, abandonado a su suerte en manos de las BR- no lo resolvió su jefe, Carmine Alfieri, sino Raffele Cutolo, enemigo de Alfieri en las luchas camorristas de los años ochenta. Pero añade que luego Gava y sus gentes recurrieron a Alfieri para recortar el poder de Cutolo, detenido a mediados de los ochenta.
La Camorra, con su capacidad de controlar los votos, habría sido así la base del poder de uno de los principales políticos de Nápoles e Italia, como en décadas anteriores, añade Galasso, lo fuera de su padre, Silvio Gava. Antonio Gava, de 64 años, padece una forma grave de diabetes y sufrió hace un año una embolia cerebral que le ha dejado problemas en una pierna.
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