Aristide promete que no tomará represalias tras su vuelta al poder
Jean Bertrand Aristide, el derrocado presidente de Haití, tendió ayer la mano a los militares que ocupan el poder desde hace tres años: "Detened la violencia. No tengáis miedo. Decimos no a la venganza, no a las represalias". Aristide dijo que no es demasiado tarde para la paz y recordó que mantiene su ofrecimiento de amnistía como parte del proceso de reconciliación."La restauración de la democracia traerá paz para todos, reconciliación para todos, respeto y justicia para cada ciudadano", señaló Aristide que fue el centro de la solemne reunión de representantes de los 24 países que forman la fuerza multinacional que garantizará la consolidación democrática después de la invasión. Clinton presidió el acto, y al tiempo que respalda a Aristide, ofrecía a los norteamericanos la imagen de que es una alianza internacional dirigida por EE UU la que aborda la crisis.
En el discurso del pasado jueves por la noche, el presidente Clinton anunció que Aristide no iba a forzar una ampliación de su mandato constitucional, que concluye en febrero de 1996. El mensaje iba dirigido a aquellos que desconfían de su capacidad política y que creen que EE UU arriesga demasiado con él. El propio Aristide confirmó ayer en la Casa Blanca que no volverá a presentarse a la reelección, por mandato constitucional. El derrocado presidente de Haití aseguró que su plan era que "Haití pase con dignidad de la miseria a la pobreza".
Preparativos
En las últimas semanas, Aristide ha multiplicado sus actividades: se ha entrevistado regularmente con altos responsables del Departamento de Estado y del Pentágono, con el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca y con el representante especial de Clinton para Haití. Además, Aristide celebra reuniones continuas con un Gobierno provisional de una decena de personas en el apartamento del centro de Washington que le sirve como residencia y cuartel general. En principio, Jean Bertrand Aristide volverá a Puerto Príncipe cuando la situación esté controlada, unos 10 días después del despliegue de la fuerza multinacional.
Jean Bertrand Aristide, sacerdote católico de 41 años de edad elegido por abrumadora mayoría presidente de Haití en 1990 y derrocado por el golpe militar del 30 de septiembre de 1991, es el único protagonista de esta crisis que no se ha pronunciado a favor o en contra de la intervención.
Su cotización política en Washington llegó a cotas muy bajas el año pasado, por problemas de comunicación con el Gobierno norteamericano.
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