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El caso de los almirantes mentirosos

El tesoro del galeón 'San Diego', hundido en Filipinas, se expone en París

Olivier de Noort, holandés y protestante, y Antonio de Morga, español y católico, salieron simultáneamente vencedores del combate que enfrentó a sus dos galeones, el Mauritius y el San Diego, el 14 de diciembre de 1600 ante la isla Fortuna y a pocos kilómetros de Manila. Eso es al menos lo que hasta ahora han creído los historiadores después de leer los relatos dejados por los dos almirantes. De Noort pretendía en su Description du penible voyage faict entour de llunivers ou globe terrestre que sus soldados habían sido muy bravos en una batalla infernal; Morga, en Sucesos de las islas Filipinas, se atribuye haber salvado el archipiélago de caer en manos de herejes, aunque a costa de una batalla o menos ruda en la que el San Diego se hundió después de poner en fuga a un enemigo superior en número.Frank Goddio, un buscador de tesoros francés, ha descubierto que los almirantes mentían. El terrible enfrentamiento naval fue una bufonada dramática en la que ambos mandos y bandos rivalizaron en cobardía e incompetencia. Los holandeses fueron abordados por los españoles y se refugiaron bajo el puente del Mauritius. Querían rendirse a cambio de salvar la vida, pero quien debía aceptar el trato, el ambicioso Antonio de Morga, andaba desmayado, no se sabe si de miedo, porque era víctima de un ataque epiléptico o porque las copas que tal vez tomó para darse ánimo le habían sentado mal. Pasaban los minutos, y el San Diego, que había recibido un cañonazo e iba mucho más cargado de lo que debiera, hacía agua. Sólo se mantenía a flote gracias a las decenas de cabos que le ataban al Mauritius. Pero Morga se recuperó, y al ver la cala inundada, él, que nada sabía de nave gación, ordenó cortar las cuerdas para escapar hacia la costa. El San Diego se hundió como una piedra.

Durante casi 400 años, el San Diego ha permanecido en el fondo del mar, en paradero desconocido. De Noort y Morga no sólo mintieron al explicar el combate, sino también a la hora de localizarlo. Se trataba de no dejar pruebas. Los 22 españoles supervivientes y los ocho holandeses que regresaron a Rotterdam fueron interrogados, pero su testimonio permanecía guardado en los archivos de Amsterdam, Madrid, Sevilla y el Vaticano. Goddio, a partir de esas voces menos dadas a la épica, logró delimitar un perímetro de tres kilómetros de largo por 2,5 de ancho, paralelo a la isla Fortuna, a la que había llegado nadando Antonio de Morga. Con la ayuda de una batería de magnetómetros de resonancia magnética nuclear localizó los restos y con la de dos navíos y un submarino de bolsillo ha rescatado unos 6.000 objetos, el "tesoro del San Diego " que desde ayer se exhibe en la Grand Halle de La Villette, en París.

La exposición ha sido concebida como un espectáculo.. El visitante no sólo descubre las armas, jarrones, joyas o instrumentos de navegación que el mar guardaba y que luego se repartirán entre el Musée Guimet y el Nacional de Manila, sino también la aventura del rescate. Un arquitecto ha recreado una atmósfera submarina y diversas proyecciones nos muestran el desarrollo de los trabajos dirigidos por Goddio. En otro apartado se nos presenta toda la documentación histórica, la misma que permitió a Morga y De Noort ser héroes y que ahora los ha convertido en almirantes mentirosos.

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