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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Buena nueva de Argel

POR PRIMERA vez en mucho tiempo llegan noticias alentadoras de Argelia. El presidente Liamin Zerual excarceló el martes a los dos máximos dirigentes del Frente Islámico de Salvación (FIS), cumpliendo así una de las principales condiciones puestas por la oposición islamista para poner fin a la violencia y participar en un amplio diálogo nacional. Ayer, además, las autoridades en Argel anunciaron que ambos, el presidente del FIS, Abassi Madani, y su segundo, Alí Belhadj, que pasan a estar bajo arresto domiciliario, tienen plena libertad de recibir en sus domicilios a sus correligionarios y colaboradores.Zerual parece haber entendido que no, puede permanecer en guerra con una gran parte de la población, que, guste o no, se siente representada por estos hombres. La vía de la represión era la receta para la guerra civil, con la garantía, además, de que el Ejército no podría ganarla. Las autoridades han comenzado a hablar con el FIS y le dan ahora la posibilidad de que sus líderes ejerzan desde fuera de la cárcel su influencia en la pacificación del país.

Esta iniciativa parece deberse a una serie de factores entre los que destacan la presión exterior sobre el régimen y la influencia de sectores dialogantes y moderados en, el Ejército y el aparato del Estado. El FIS ha dado pruebas, en sus contactos en Lausana y con el anuncio de su posición negociadora, de que se puede hablar con él y de que hay denominadores mínimos comunes para una solución pacífica al conflicto que comenzó con la anulación de las elecciones de, finales de 1991. Seguir por este rumbo del diálogo apenas comenzado es la vía de evitar mayores tragedias y un enfrentamiento civil sin fin. El Gobierno acepta ya abiertamente la necesidad de la negociación.

Los países con más vínculos con Argelia, entre ellos España y Francia, deberían asumir rápidamente su parte en este proyecto de pacificación y entablar -o intensificarlos si ya existen- sus propios contactos con el FIS. Porque ese movimiento islamista tiene, sin duda, un importante papel que jugar en el futuro de Argelia. Y las alternativas al mismo son, con seguridad, peores que esta organización que, con todo lo que nos separa, está demostrando al menos tanta capacidad de diálogo como el régimen argelino.

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