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Reportaje:

La escritura ¿cura?

Nace en Madrid la primera asociación del mundo de grafoterapia

Madrid cuenta con la primera asociación del mundo dedicada w la curación de enfermos mediante la escritura. Se llama Asociación Casa Pequeña para la Corrección Escritural; tiene 11 miembros, goza de estatuto de entidad benéfico-social y acaba de abrir su sede en una elegante calle de la orilla izquierda del paseo de la Castellana. Trata a personas que quieran combatir sus dolencias por este método y forma a especialistas en la disciplina que aplica: la grafoterapia.La Asociación no persigue fines lucrativos, según su presidente, José Ramón García, de 29 años. "El paciente paga lo que puede, no hay tarifa ni mínima ni máxima, y los tratamientos son simples. Todo consiste en rectificar la escritura propia y adaptarla a un modelo específico de grafia, que la Asociación propone", asegura María del Carmen Martínez Darsés, grafoterapeuta madrileña, de 34 años.

Los asistentes a la terapia escriben sus ejercicios de corrección en unas plantillas similares a las que los niños rellenan en la escuela. "Se trata de incorporar a los hábitos de escritura la nueva grafía. Al poco, sobreviene la curación. Insomnios, fracaso escolar, vitíligo (manchas en la piel), anorexias, dolores de cabeza, afecciones de la piel, úlceras de estómago, incluso psoriasis y algunas drogodependencias desaparecen. Los porcentajes de éxito son muy elevados", según asegura Martínez Darsés.

La grafoterapeuta no se inquieta ante la eventualidad de que su tarea pueda ser impugnada por alguna asociación colegial. "Entiendo que hay una gran sensibilidad en la clase médica en los últimos años, porque se expiden diplomas de medicina natural tras realizar tan sólo un cursillo de unas horas. Pero nuestro tratamiento no toca al enfermo, no le administra medicinas; es tan sólo una propuesta de curación a base de la escritura".

María del Carmen Martínez fue alumna de Vicente Lledó, grafólogo profesional que, con 30 años de experiencia grafológica, descubrió una serie de interrelaciones muy estrechas entre la escritura y el síntoma.

Lledó Parres, alicantino, murió en 1993 a los 60 años. Mantenía un consultorio en la calle de Pozas, cerca de San Bernardo. Dejó una obra escrita, La curación por la escritura, publicada en la colección Medicina Natural, e instruyó en su disciplina a un puñado de alumnos; entre ellos María del Carmen, colega aventajada después. Ella ha complementado la grafoterapia de Lledó con lo que denomina grafomotricidad, que abarca todos los aspectos relacionados con la posición del escribiente ante el papel y otras técnicas que perfeccionan el método. Ha aplicado sus conocimientos a unas 600 personas.

"La base de estos conocimientos se sitúa en la existencia de una combinación de 12 líneas o trazos, de subida, bajada, avance o retroceso, presentes en todas las formas de escritura posibles", explica Martínez Darsés. "Cada individuo posee en su escritura una combinación de estos trazos que expresa claramente la organización o desorganización de su cerebro, la existencia de un síntoma o cualquier desarreglo. Lo que nosotros le proponemos es que escriba de una forma determinada, que organice sus trazos de una manera singular que, a la postre, una vez culminado el proceso de corrección, produce la curación de sus afecciones".

Según la grafoterapeuta, los zurdos no pueden seguir el tratamiento. Del conjunto de personas que asiste a las terapias, entre un 2% y un 3%, lo abandonan inmediatamente. "El resto lo sigue sin dificultad alguna", destaca.

"Yo era fumador de crack confiesa José Ramón García. "Es una de las drogodependencias más difíciles de erradicar", agrega. "Gracias a este tratamiento grafoterapéutico, lo he dejado completamente".

Susana F. T., de 38 años, cuenta su experiencia: "Yo sufría una esquizofrenia paranoide desde hace 10 años y recibía tratamiento psiquiátrico con medicación. Mi dolencia era profunda y grave". "Comencé mi tratamiento con grafoterapia en 1992", añade Susana. "Mi mal se me ha ido pasando gracias al tratamiento. Ha realzado mi personalidad y mi voluntad, me ha ido haciendo más fuerte. No tomo medicación".

Asociación Casa Pequeña de Corrección Escritural. Rafael Calvo, 40. Madrid 28010. Teléfono 319 06 39.

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