El nuevo presidente de Panamá promete cerrar "el capítulo Noriega"
Ernesto Pérez Balladares, presidente electo de Panamá, comenzó ayer oficialmente su mandato por un periodo de cinco años, en los que deberá ultimar con Estados Unidos el traspaso de la soberanía del canal interoceánico. El Partido Revolucionario Democrático (PRD), brazo político del antiguo hombre fuerte panameño, el general Manuel Antonio Noriega, vuelve al poder cinco años después de la invasión norteamericana que puso fin a su régimen. Pérez Balladares prometió ayer cerrar el "capítulo Noriega".
El líder cubano, Fidel Castro, cuya presencia en la toma de posesión se esperaba con auténtica fruición, no apareció. Castro había disputado a Pérez Balladares la atención periodística en las jornadas previas a la ceremonia. Centenares de informadores habían acudido a Panamá y las autoridades habían desplegado un impresionante servicio de seguridad. Como siempre, la incertidumbre se mantuvo hasta el último momento. Y el líder cubano, finalmente, nunca llegó.En su lugar estuvo presente el canciller, Roberto Robaina. El nuevo Gobierno panameño ha decidido relanzar las relaciones diplomáticas con Cuba, que se encontraban bajo mínimos tras la invasión estadounidense. Se trata, no obstante, de una política llena de equilibrismos: el agrado cubano por el nombramiento de un embajador panameño se nubla con la oferta de Pérez Balladares de acoger hasta 10.000 balseros en las bases estadounidenses.
Cosas de la historia, será el PRD, nacido en 1978 como apoyo político al general Omar Torrijos, quien capitanee el retorno a manos panameñas de los territorios del canal, según el acuerdo firmado por el propio Torrijos y el presidente estadounidense Jimmy Carter en 1977. Las tropas norteamericanas deberán haber abandonado el país el 1 de enero del año 2000.
Este PRI), sin embargo, se presenta más civilizado, menos imbuido de excesos supuestamente nacionalistas y dispuesto a mantener buenas relaciones con el actual inquilino de parte de su territorio. Pérez Balladares, llamado el Toro por su corpulencia, ha tratado de desvincular al partido del negro recuerdo de Noriega y desde el primer momento ha querido ofrecer una imagen conciliadora, que cicatrizara las heridas abiertas por la invasión de diciembre de 1989. Alrededor de 15.000 soldados llevaron entonces a la cárcel a Noriega y a la presidencia al orondo Guillermo Endara, ganador de las elecciones celebradas siete meses antes y anuladas por el régimen militar.
En la ceremonia de ayer, el presidente panameño quiso dejar de nuevo constancia de sus intenciones: "Un país no puede resolver sus problemas si quedan todavía residuos de un pasado de tinieblas. Es imprescindible cerrar ya el capítulo Noriega", señaló.
Dos retratos bien visibles de Jimmy Carter adornaban en mayo la oficina electoral de Toro Balladares. Al margen de los detalles estéticos, este economista de formación estadounidense ha dado pasos prácticos que apuntan en esa dirección.
El estrecho margen de votos obtenido el 8 de mayo, (un 33%, frente al 29% obtenido por el partido oficial y el 17% del que en un principio se consideró como su principal rival, el cantante de salsa Rubén Blades) ha llevado a Pérez Balladares a formar un Gobierno de concertación.
Guillermo Endara se va del palacio presidencial con el mismo ruido con el que entró. Su gestión a lo largo de estos años ha posibilitado un espectacular crecimiento económico del país, si bien la carencia de políticas sociales ha disparado la pobreza.
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