La intervención militar en Haití parece inminente

La situación en Haití, velada durante el mes de agosto por la cortina de humo de la crisis de los refugiados cubanos, se precipita. El Gobierno norteamericano parece dispuesto a cumplir el compromiso de desalojar a la Junta Militar antes del 30 de septiembre, cuando se cumple el tercer año del golpe que derrocó al presidente Aristide. El fracaso definitivo de las gestiones de Naciones Unidas, el asesinato de un sacerdote católico y, especialmente, el acuerdo político y militar de los países del Caribe alcanzado en Jamaica el pasado martes "prometen una acción inminente", según un alto funcionario del departamento de Estado, que cree que a partir de mediados de septiembre habrá intervención militar.El acuerdo de Kingston supone el apoyo político de los 13 países que forman la Comunidad del Caribe al mandato de la ONU del 31 de julio de este año, según el cual se autoriza a la comunidad internacional a conseguir la vuelta de la democracia en Haití "por los medios que sean necesarios", como recuerda el comunicado final de la reunión. Para Strobe Talbott, número dos del departamento de Estado, en la reunión hubo "la sensación colectiva de que la situación no puede continuar como hasta ahora durante mucho más tiempo".

Strobe Talbott reiteró ayer en Washington la advertencia y dibujó así el futuro de la Junta militar: "Si el general Cédras y sus compañeros están todavía en Puerto Príncipe cuando llegue la fuerza multinacional, no hay duda de que serán detenidos y, en su momento, entregados al legítimo Gobierno que va a hacer restaurado en Haiti".

El aspecto militar de la amenaza dio otro paso adelante en la reunión de Jamaica. De los siete países de la zona que tienen fuerzas armadas, cuatro contribuirán, aunque simbólicamente, a la formación del ejército multinacional de 10.000 soldados que apoyará la invasión de los mar¡nes norteamericanos. Otros dos países todavía no han tomado una decisión final. Argentina y el Reino Unido han comprometido también su cooperación militar. El entrenamiento de la fuerza multinacional comenzará inmediatamente en Puerto Rico, anunció el subsecretario de Defensa estadounidense John Deutch, quien concretó ayer que este periodo duraría solo entre una semana y diez días.

En el diseño global de la operación, los marines y tropas especiales de asalto que se están entrenando desde la primavera irán al frente de la operación. También serán soldados norteamericanos los que compongan el grueso de la fuerza multinacional, cuya misión, después del desalojo de los golpistas "con pocas o ninguna baja", según John Deutch, será la de restablecer el orden en Haití. Las tropas de países caribeños jugarán en ese momento su papel más importante y funcionarán como cuerpo de policía que evite en la medida de lo posible que esa tarea recaiga en manos de soldados estadounidenses.

Orden democrático

El proceso de reconstrucción de la normalidad podría durar varios meses, por lo que un segundo cuerpo de 6.000 soldados, en esta ocasión bajo mando de Naciones Unidas, tomaría el relevo de la fuerzas multinacional -de las tropas norteamericanas, en realidad- y se responsabilizaría del mantenimiento del orden democrático y de la reorganización de las fuerzas armadas y la policía de Haití. A esta fase se sumarían más activamente países del Caribe que ahora tienen dudas sobre su cooperación militar.

En la reunión de Jamaica no se concretó, como es obvio, el calendario de la eventual invasión, pero Strobe Talbott destacó la "enorme urgencia" de la operación y citó la impresión que ha causado en Washington el asesinato, el domingo, del padre Jean-Marie Vincent, amigo y colaborador del presidente Aristide. El sacerdote católico fue tiroteado desde un jeep frente a la residencia religiosa en la que vivía.

Mientras se organiza y entrena la fuerza multinacional de intervención, el bloqueo y las sanciones económicas siguen su curso. El litro de gasolina cuesta ya 300 pesetas en Haití, a pesar del contrabando a través de la frontera con la República Dominicana.