Las fuerzas de seguridad 'toman' El Cairo para evitar ataques contra extranjeros
Las autoridades egipcias han reforzado la seguridad en los hoteles de El Cairo y en lugares de afluencia turística después de la amenaza de los radicales integristas de matar a más extranjeros. Su última acción fue contra turistas españoles, pero el peligro se centra ahora en los miles de delegados que llegarán a El Cairo para participar en la Conferencia Internacional de Población, que comenzará el 5 de septiembre. Se esperaba la presencia de 15.000 delegados, pero la cifra prevista de asistentes se ha reducido a 6.000, debido precisamente a las amenazas. Pasa a la página 2
Fuerte presencia policial en los hoteles cairotas ante el inicio de la Conferencia de la Población
Viene de la primera página
El atentado de la Gamaá Islamiya (Hermandad Islámica) contra los turistas españoles es la peor noticia que las autoridades podían espera a poco más de una semana de la apertura de la Conferencia, convocada por las Naciones Unidas. Al encendido debate desatado en la sociedad egipcia entre las diferentes familias islámicas sobre el significado y las posibles intromisiones de la Conferencia en cuestiones de índole religiosa y moral (planificación familiar, aborto, relaciones sexuales) se ha sumado la violencia terrorista. Arabía Saudí anunció ayer oficialmente que no acudirá a la Conferencia, según un responsable de la organización de la misma que no pudo precisar las razones de la ausencia. Otras informaciones indican que Bangladesh, uno de los países más densamente poblados del planeta, tampoco participará en el foro cairota.
La policía egipcia detuvo ayer a un integrista por su presunta relación con el atentado del viernes contra los turistas españoles, en el que murió el niño valenciano de nueve años Pablo Usán San Ambrosio, y resultaron heridos sus padres, Leopoldo Usán e Inmaculada San Ambrosio, y el barcelonés Julio Ponce. El cadáver del niño y los heridos estaba previsto que llegasen a España esta madrugada.
Triste final de viaje. Leopoldo Usán obtuvo ayer la autorización de los mejores especialistas militares egipcios para volar a España con un objeto extraño alojado en el abdómen: "Una bala o un trozo de metralla" , reveló ayer su hermano, Julio Usán, que llegó a El Cairo el sábado para acompañarle en el viaje de regreso.
Junto a ellos vuelven hoy a España la esposa de Leopoldo, Inmaculada San Ambrosio, con una leve rozadura de bala en un pie, y Julio Ponce, al que otro proyectil atravesó limpiamente el pie sin quebrar ningún hueso. La hija de Leopoldo e Inmaculada, Ángela, de 13 años, que ayer confesé encontrarse "bien" con una cara triste, también regresa en el vuelo de Iberia que partió del aeropuerto de El Cairo a las 1.20 de la madrugada de hoy (una hora menos en la España peninsular).
En la bodega, la cosecha más amarga de este truncado viaje por el Nilo: un ataúd de zinc con el cadáver embalsamado de Pablo Usán, de nueve años, abatido el viernes por una bala de los integristas islámicos de la Gamaá Islamiya, quienes el sábado asumieron la responsabilidad del crimen.
Julio Usán, que llegó a última hora del sábado con el director de la agencia que organizó el viaje en Valencia, insistió ayer, a la salida del hospital Maadi de las Fuerzas Armadas de Egipto, que estaban muy satisfechos, "de las atenciones recibidas por parte de la Embajada española y de las autoridades, que han traído a los mejores especialistas militares del país" para atender a su hermano y a su cuñada. "Todos se encuentran bien, y no hay ningún problema para que Leopoldo viaje a España. Es posible que ni siquiera tenga que ser operado".
La confianza y la franqueza de Julio Usán contrastaban con la total cerrazón de las autoridades egipcias, que han convertido el hospital Maadi en una fortaleza inexpugnable para la prensa. "El Ministerio de Defensa ha dado órdenes estrictas de que no se permitan las visitas a los enfermos españoles", repiten los responsables del centro médico.
Las autoridades egipcias se han movilizado con celeridad para prestar todo la ayuda posible a los damnnificados españoles por el nuevo golpe de sangre de la Gamaá Islamiya en el Alto Egipto, territorio sometido al estado de alerta tras el atentado del viernes.
En la capital, las fuerzas de seguridad han desplegado un formidable dispositivo, con masiva presencia de policías en las calles y soldados con armas largas en algunos nudos viarios, para proteger a los 6.000 participantes que llegarán a El Cairo a comienzos de septiembre.
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