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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

París liberado

LA CELEBRACIÓN del 50º aniversario de la capitulación de las tropas alemanas que ocupaban París, y por tanto de la liberación de la capital francesa, tiene una especial significación. Tanto Mitterrand como los líderes del partido gaullista, RPR, se disputan el protagonismo dentro de un protocolo oficial bastante rígido. La liberación de París fue un hecho singular en la II Guerra Mundial, cuyo eco mundial y repercusiones políticas y diplomáticas superaron ampliamente su significado propiamente militar. Había una coincidencia básica entre los jefes de la resistencia interior (con gran peso comunista) y el general De Gaulle: la urgencia de liberar París con el máximo protagonismo de los franceses. París es mucho más que un símbolo.Después de no pocas vacilaciones, el Estado Mayor aliado (básicamente anglo-americano), aceptó que la división del general Leclerc llegase la primera a París. Y que el desfile de la victoria en los Campos Elíseos fuese casi exclusivamente francés. Leclerc entra en un París que está ya prácticamente liberado gracias a las fuerzas de la resistencia. Este hecho iba a tener gran importancia para una etapa bastante dilatada de la política francesa. La liberación de París fue un paso más en la gran ofensiva aliada desencadenada a partir del desembarco en Normandía y más tarde en Provenza. Pero fue una acción específicamente francesa. Y tuvo un rasgo original que no debemos olvidar. Carros de combate con nombres de Teruel, Belchite o Bruñete, con combatientes republicanos españoles, fueron de los primeros que rodaron por la ciudad libre. No fue una presencia simbólica. En gran parte de Francia, sobre todo en el sur, los republicanos españoles, fueron un factor esencial de la derrota alemana.

La liberación de París tuvo repercusiones políticas de enorme peso. Fue un factor determinante para que una Francia militarmente débil se sentase en la mesa de los vencedores, mesa de la que nacen los cuatro grandes en la ONU con derecho de veto. Esa presencia francesa entre los vencedores evitó que Europa fuese entonces exclusivamente el Reino Unido, ya que Alemania e Italia estaban derrotadas, España marginada y en los países más pequeños se establecían Gobiernos que habían pasado la guerra en Londres. París simbolizaba el renacimiento de Europa.

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