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Violentos incidentes en campos de refugiados ruandeses

Los miembros de las organizaciones humanitarias que trabajaban en el campo de Inera, a las afueras de Bukavu, al este de Zaire, tuvieron que abandonar ayer el lugar tras ser amenazados con palos y machetes por enfurecidos refugiados ruandeses. Kris Janowski, miembro del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), señaló que los refugiados de Inera, donde se hacinan unos 20.000 ruandeses, acusaron a miembros de la agencia estadounidense Cuerpos Internacionales de Rescate (IRC) de haber envenenado su agua potable."La situación es explosiva, con actitudes hostiles y amenazadoras. Los trabajadores tuvieron que subir a sus vehículos y abandonar el campo de inmediato", indicó Janowski. Miembros de la organización no gubernamental Médicos sin Fronteras y 15 religiosas que trabajaban para la rama española de Cáritas fueron también evacuados.

La situación se está volviendo incierta en toda la zona. Ray Wilkinson, portavoz de ACNUR, aseguró ayer que el área de Goma, donde 800.000 refugiados ruandeses viven en precarias condiciones, se está convirtiendo en una "virtual zona de guerra", y añadió que es sólo cuestión de días que algún trabajador de ayuda humanitaria resulte herido. Soldados del derrotado Ejército ruandés amenazan a los que pretenden volver a Ruanda y se dedican al pillaje, hasta el punto de que las autoridades zaireñas parecen por fin decididas a tomar cartas en el asunto.

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