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Varios heridos de bala en Uruguay en una batalla entre policías y contrarios a la entrega de etarras

Juan Jesús Aznárez

Las protestas en Montevideo contra la extradición de tres etarras a España desembocaron ayer de una batalla campal, con un nivel de violencia que no se recuerda en Uruguay desde los años setenta. El Cuerpo de Coraceros (antidisturbios) de Montevideo cargó a caballo contra varios cientos de personas concentradas ante el hospital Filtro y aledaños para ímpedir la extradición de los etarras. La bronca se desató cuando varias ambulancias llegaron al hospital para trasladar a los terroristas, en huelga de hambre, hasta una base militar en la que esperaba un avión español para repatriarlos. Los incidentes se saldaron con un balance provisional de 26 heridos, varios de bala, uno de ellos policía uruguayo.

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Los incidentes en las calles de Montevideo, los más graves que se recuerdan en la reciente historia uruguaya, comenzaron con la llegada de las ambulancias al hospital, después de que los médicos que reconocieron a los etarras Luis María Lizarralde, Jesús María Goitia y Miguel Ibáñez Oteiza dieran su visto bueno para el traslado a España.El avión militar español había de de aterrizado a las seis de la tarde de Uruguay (23.00 en España) en la base militar Carrasco, contigua al aeropuerto de Montevideo, a 10 kilómetros de esta ciudad. Entonces vino el primer aviso. Una llamada anónima advirtió de la colocación de una bomba en la torre de control. Era una falsa alarma pero varios vuelos locales fueron suspendidos hasta que se hicieron todas las comprobaciones.

Una hora después, tras el reconocimiento de los etarras, tres ambulancias escoltadas por varios motoristas y furgones policiales se acercaron al hospital Filtro. Una lluvia de pedradas recibió a la comitiva y entonces se desató la batalla. El Cuerpo de Coraceros, emplazado en las calles aledañas, cargó a caballo y lanzando gases lacrimógenos contra los concentrados, que los recibieron con piedras y varios cócteles molotov. Incluso se llegaron a escuchar varios disparos de arma de fuego mientras se sucedían las carreras, los choques, y manifestantes, policías y caballos rodaban por el suelo. "Esto parece Bosnia", comentaba una de las personas que presenciaron los choques.

El ministro del Interior de Uruguay, Ángel Gianola, confirmó que al menos un policía había resultado herido de bala y otros dos habían sufrido contusiones. Más de 20 personas fueron atendidas en la calle por unidades médicas de asistencia móvil. Más de cien personas fueron detenidas.

Llamamiento a la calma

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Tras la bronca en las inmediaciones del hospital Filtro se produjeron varios saltos por las calles de la ciudad. El ministro Gianola pidió ayer calma a quienes se oponen a la extradición y les pidió que expresen sus opiniones "de forma pacífica". Las protestas consiguieron su propósito, al menos parcialmente: al cierre de esta edición, las 2.30, el avión español aún no había despegado.

Estos incidentes son la punta violenta de la polémica ciudadana abierta en Uruguay a raíz de la concesión de la extradición de los tres etarras. Funcionarios del Gobierno de Luis Alberto Lacalle, sometido a un fuerte acoso por el activismo de la izquierda y la emigración más asentada en una visión escasamente actualizada de España y el País Vasco, al igual que magistrados, representantes sindicales, dirigentes de HB, miembros de las gestoras proamnistía, jubilados o amas de casa asiduas de los espacios radiofónicos, participan en un viva polémica pública sobre la justicia de una medida que ayer ya estaba a punto de cumplirse y que no encuentra precedentes en la moderna historia uruguaya.

Pocos asuntos han dividido tanto a la prensa local, más movilizada que la gran mayoría de la sociedad uruguaya. Las emisoras de radio, algunas intercalando música vasca y el Eusko gudariak (Soldado vasco), dedican gran parte de la programación al desarrollo de los acontecimientos. Ya el martes, el diario La República, situado en el flanco más agresivo, titulaba a cinco columnas y en primera: 'La calle no retrocede: los vascos se mueren'. El último parte médico informó que los presos permanecen lúcidos, aunque su salud se debilita progresivamente.

En su edición de ayer, aquel rotativo anunciaba en antetítulo: 'Ya está cruzando el océano Atlántico'. La intención política del titular, también a toda página y en portada, era más clara: 'El rey Juan Carlos envía su avión para llevarse a los vascos'.

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