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El despegue económico deja atrás a las clases sociales más desfavorecidas

Javier Moreno

México tiene el dudoso honor de figurar cuarto en la lista de países con más multimillonarios del planeta, inmediatamente después de EE UU, Japón y Alemania. No es que el dato en sí sea reprobable. Pero todo el mundo, incluyendo la Administración del actual presidente Carlos Salinas, reconoce que tampoco es normal en un país donde las- clases más desfavorecidas (y eso quiere decir la mitad del país) se han empobrecido aún más en los últimos años. Los buenos indicadores económicos dados a conocer esta semana no han convencido al ciudadano de la calle, que en la última década ha visto cómo su poder adquisitivo se reducía un 40%.Hay mentiras, grandes mentiras y estadísticas, asegura un chiste que corre entre sociólogos. México podría ser un buen ejemplo. "En su casa, la mayoría de la gente lo pasa mal a, pesar de las grandes cifras", asegura Alejandro Elizondo, vicepresidente ejecutivo del Consejo Inversor Mexicano, un organismo creado por el Gobierno para atraer la inversión extranjera y, por tanto, poco sospechoso de demagogias o radicalismos.

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Esas grandes cifras, mientras tanto, no pueden ser mejores. La inflación está controlada y el crecimiento disparado. La Secretaría (Ministerio) de Hacienda informó esta semana que la economía está creciendo a un ritmo inusitado del 3,8%, cuando apenas tres meses antes permanecía estancada. En un país cuyos organismos oficiales han presentado tradicionalmente una transparencia más bien escasa, el dato no podía dejar de producir sospechas y acusaciones de maquillaje.

Al frente de la polémica se ha situado Francisco de Legarreta, el presidente de los pequeños empresarios, quien asegura que el Gobierno falsea las cifras con motivos electorales y que son incongruentes con el aumento del paro y las quiebras de empresas, que vive el país.

En los dos últimos anos, unas 7.500 pequeñas empresas se han visto obligadas a cerrar sus puertas por la apertura comercial y la entrada en vigor del' Tratado de Libre Comercio (TLC) con EE UU y Canadá. El paro y el subempleo se extienden. El Consejo Inversor Mexicano calcula que casi 40 millones de mexicanos (de una población que ronda los 85 millones) son pobres. De ellos, 15 millones son "extremadamente po-. bres", con ingresos equivalentes a los de Ruanda o Somalia.

Quizá porque el enfrentamiento electoral de hoy es el más reñido de la historia de la República, el Gobierno se ha visto obligado a reaccionar. Eso y el levantamiento de Chiapas, según fuentes oficiales, han forzado al Ejecutivo a variar sus planes económicos. Las mismas fuentes reconocen que se decidió aumentar el gasto social y la inversión pública tras la rebelión indígena del 1 de enero. "Chiapas nos obligó a cambiar el calendario; la sociedad exigía más gasto social", aseguran.

El coste de estas medidas no ha sido pequeño. Cuando el lunes pasado la Secretaría de Hacienda dio a conocer la evolución de las cuentas públicas,. la magnitud del esfuerzo quedó a la vista. El superávit público había descendido un 60% en los primeros seis meses de este año.

Sin embargo, el gesto parece llegar tarde. Años de empobrecimiento sistemático, con una inflación que llegó al 160% en los primeros anos del actual mandato presidencial, han acabado por crear una dualidad en el país muy difícil de soportar para amplias capas. Durante esos años, México sufrió un "deterioro", reconocen las fuentes oficiales consultadas. "Los que tuvieron capacidad de especular, lo hicieron y ganaron", dicen, a modo de excusa.

El resto perdió. En 1982, el 37% de la economía mexicana se repartía en forma de salarios. Hoy, los sueldos se llevan apenas el 25,8%. Y no parece que los comicios de hoy puedan cambiar esa tendencia.

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