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La alteración y la errónea aplicación de un tinte desencadenó el 'sindrome Ardystil'

Resultado de la investigación hispano-británica sobre el mal que mató a seis personas

El síndrome Ardystil, la enfermedad pulmonar que costó la vida a seis personas, lo causó la alteración y la mala aplicación de un tinte, según ha constatado un equipo de investigación español con el que ha colaborado el Instituto Nacional del Reino Unido del Corazón y el Pulmón. Investigaciones anteriores habían apuntado a un aerosol de la marca Bayer como causa del síndrome mortal, pero las nuevas conclusiones -publicadas ayer por la revista médica británica The Lancet- hablan de una manipulación previa que habría variado sustancialmente los efectos del producto.

La nueva investigación apunta que el origen del síndrome está en un cambio en la formulación de dos de los productos empleados exclusivamente por las empresas textiles valencianas que se vieron afectadas por el mal.En enero de 1991, un fabricante de tintes redujo la concentración de un producto químico en el tinte Acrafix y, en mayo de 1991, cambió la formulación del tinte Acramin FWR (polvo) por la del Acramin FWN (líquido). Según este fabricante, el tinte debería ser mezclado con agua y aplicado con un cepillo o esponja. En las fábricas, sin embargo, fue empleado un disolvente en vez de agua, y utilizado con spray.

Así, efectivamente, la enfermedad pulmonar fue causada por la inhalación del aerosol Acramin FWN, producto de la casa Bayer, que ya había sido señalado como causante del mal en otras investigaciones. Lo que ahora se aclara es que fue una alteración de su formulación y una incorrecta aplicación lo que desencadenó el mortal síndrome. Los nuevos datos cambiarían sustancialmente la gestión de las indemnizaciones de la víctimas. El problema de esta nueva hipótesis es que las fábricas que manipularon el producto ya no existen.

Para llevar a cabo el trabajo, se investigaron las ocho empresas que habían utilizado técnicas de pulverización de líquidos en Alcoy desde que cada una de ellas comenzó a emplear el tinte en spray hasta abril de 1992, cuando una de estas fábricas dejó de usarlo a raíz de la muerte de dos jóvenes trabajadoras.

De los 257 empleados de esas empresas en ese periodo, 71 presentaron características anormales al ser examinados por rayos X y biopsias. Los 71 trabajadores recibieron un tratamiento oral de corticoesteroides. Un año después, 59 se habían recuperado. Además de las seis muertes y el trasplante, a otros cinco pacientes se les está todavía tratando con bajas dosis de esteroides y presentan mejorías. Los casos de 22 trabajadores se adecuaban a la definición de neumonía, ya que al ser observados por rayos X los pulmones presentaban zonas de tejido muerto y endurecido.

Los casos del síndrome Ardystíl comenzaron en febrero de 1992, cuando fallecieron dos trabajadoras de la fábrica Ardystil, en la localidad alicantina de Concentaina. Cinco de las víctimas mortales eran de esta fábrica textil; la sexta trabajaba en Aeroman, de Alcoy. Otra víctima de la enfermedad, Susana Javaloyes, tuvo que someterse a un doble trasplante de pulmón. Las investigaciones se centraron en los productos que ambas fábricas compartían.

Las investigaciones realizadas por los expertos señalaron posteriormente a uno de ellos, el Acramín FWN, como el causante de la enfermedad pulmonar, tesis que el Ministerio de Trabajo hizo suya, aunque con la precaución de que ésta aún debía ser contrastada. En enero de este año, este departamento la declaró enfermedad laboral.

Aún sigue en marcha un estudio que se está realizando en Estados Unidos y cuyos resultados no se esperan hasta finales de año. El Instituto Nacional de Toxicología abandonó por falta de medios la investigación y la dejó en manos del Instituto Nacional para la Salud de Cincinnati (EE UU).

La investigación publicada ayer la ha realizado un equipo especializado en aerografía textil capitaneado por la doctora Carmen Moya, directora general de Salud Pública de la Generalitat Valenciana. Ayer fue imposible localizarla por hallarse de vacaciones, al igual que al facultativo catalán Josep Antó, del Instituto Nacional del Reino Unido del Corazón y el Pulmón.

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