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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Guerra del bonito y pensamiento ilustrado

Me permito sugerir al señor Atienza, nuestro atribulado ministro del ramo, que cuando tenga que discutir de nuevo con el Gobierno francés sobre el problema del uso de volantas ilegales en la pesca del bonito, eche antes un vistazo a estas sensatas palabras que escribió el amigo y colaborador de Feijoo fray Martín Sarmiento hace más de dos siglos: "Poco ha he oído decir que faltando pescado en la plaza de Roma se ofrecieron unos pescadores extraños a abastecerla, pescando en los mares vecinos; pescaban mucho, sí, pero con unas reglas y rastros tan exterminadores de la pesca que arrasaban el fondo de todos los pescados y de todos sus huevos o semillas, visto lo. cual los hicieron salir de allí. Poco ha que otros del mismo calibre se presentaron en Galicia para promover la pesca, y viendo que usaban del armatoste dicho más para aniquilar que para pescar, fue forzoso echarles a pasear. ( ... ) Si en lugar de trasquilar a las ovejas anualmente se le quita el pellejo de una vez, acabóse la lana, el pellejo y la futura cría" (Carta al duque de Medina-Sidonia, mediados del siglo XVIII). Después de todo, es posible que debamos en parte a ilustrados gallegos, como Sarmiento o Cornide, la conservación de los túnidos y otras especies en los caladeros hoy en disputa. Tradúzcanse al francés y al inglés éstas y otras reflexiones no menos jugosas de nuestro buen benedictino sobre la decadencia de las almadrabas, las transmigraciones de los atunes o la gallina de Esopo; reprodúzcanse en octavillas y pasquines; préndanse en las mallas a la deriva y artes prohibidas que devastan los mares; distribúyanse también en tierra entre los pescadores de Brest y de Cornualles. Quién sabe, tal vez el buen sentido y el lenguaje sereno, esclarecido y cosmopolita de las Lumières y el Enlightenment, ilustre y logre persuadir a nuestros obcecados vecinos (y también, al parecer, a algunos de nuestros paisanos) de las ventajas del anzuelo mejor que las tímidas patrulleras y los voluntariosos ecologistas del Rainbow Warrior.-

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