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Carlos, distendido y bromista, comparece ante el juez, que le procesa por "homicidio y destrucción de bienes"

Vestido de blanco, distendido y de buen humor a pesar de llevar las manos esposadas, el legendario terrorista Carlos entró ayer a las 10.30 en el Palacio de Justicia de París para ser interrogado por el juez Jean-Louls Bruguière. "Aquí está el juez. ¿Cómo está usted", dijo. "¿Y usted?", contestó el juez. "Todavía vivo, y por muchos años", repuso el terrorista, que comentó que el magistrado, que le procesó por homicidio y destrucción de bienes, "es una estrella". Carlos también lo es, y su juicio, en el que será defendido por Jaeques Vergés, el abogado de Klaus Barbie, promete ser un espectáculo. Los policías contaron que Carlos se interesó por sus fusiles y comentó que eran idénticos a los que él utilizó en varios de sus atentados.

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Antes de la llegada de Carlos al juzgado, la policía había acordonado todo el barrio y limpiado la zona de coches con la grúa. Si el lunes Carlos viajó hasta la prisión de la Santé tendido en el suelo de un Renault Espace y cubierto por una manta mientras en otro coche policial, un agente se tapaba la cara con la chaqueta para atraer la atención de los fotógrafos, ayer fue trasladado en un camión blindado protegido por una nube de policías.Este primer interrogatorio de Carlos duró tan sólo dos horas. Bruguière comunicó al detenido que, por el momento, se le procesa por "homicidio y destrucción de bienes mediante explosivos" en el atentado de la rue Marbeuf. Después de este primer encuentro con el juez, sólo se sabe que llich Ramírez Sánchez, alias Carlos, ha escogido como abogado defensor a Jacques Vergés, que ya lo ha sido de terroristas palestinos como Ibrahim Abdalá, acusado del asesinato de dos diplomáticos en París; del antiguo comandante de la Gestapo nazi en Lyon, Klaus Barbie; del colaboracionista Paul Touvier y en 1982, de Magdalena Kopp, la que fue compañera sentimental de Carlos. Kopp y Carlos se separaron hace cinco años y la exterrorista vive desde 1991 en Venezuela con la hija de ambos, de ocho años de edad.

Vergés, especializado en procesos espectaculares, busca siempre la politización de los juicios. Se cree que en las próximas horas podrá entrevistar a Carlos en Fresnes, prisión a la que ha sido transferido el terrorista. Vergés dijo haberse enterado por "la radio" de la elección de Carlos, pero comentó que se la explicaba "porque quedó contento" de la defensa que hizo de su esposa. Su colaborador en la defensa del terrorista venezolano será el abogado Murad Oussedik, que ayer declaró que "Carlos fue traicionado y vendido por mucho más que 30 monedas de plata. No fue una extradición, sino un secuestro. Los guardias sudaneses que le protegían lo drogaron, lo ataron y lo llevaron a un avión en el que esperaban los franceses". París acusa a Carlos del asesinato de dos policías y un ciudadano libanés el 27 de junio de 1975 y, también de haber colocado un coche-bomba frente a la redacción, en la parisiense rue Marbeuf, de la revista árabe moderada Al Watan al Arabi. La explosión, ocurrida el 22 de abril de 1982, causó la muerte de una persona e hirió a otras 63. En 1992 ya fue juzgado, en rebeldía, y condenado a cadena perpetua por el primer delito. Ahora el juez Bruguière dispone de datos facilitados por los archivos de las antiguas policías secretas de Hungría y la desaparecida RDA que parecen probar que Carlos también puso una bomba, en marzo de 1982, en el expreso Le Capitole, que une París y Toulouse, en el que estaba previsto que viajase Jacques Chirac, y otra en la estación de Marsella, que causó la muerte de 5 personas y heridas a varias decenas.

El juez, viajero infatigable, siempre con la pipa en la boca, se ha ocupado de varios casos célebres de terrorismo: el del DC-10 que explotó en el cielo de Chad; el atentado contra el barco City of Poros; el asesinato del ex-primer ministro iraní Chapur Bajtiar, y de asuntos de tráfico de armas en que está implicada la terrorista ETA.

El ministro del Interior, Charles Pasqua, ha multiplicado su presencia televisiva a raíz de la captura de Carlos. "El primer poli de Francia", tal y como popularmente se le conoce, cree haber demostrado que "nadie puede atacar impunemente a Francia ni a los franceses". Antes de la detención, un sondeo indicaba que el 71% de los franceses aprueba la política antiterrorista del Gobierno de Balladur.

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