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Reportaje:

Los incombustibles Rolling Stones desafían al tiempo

La veterana banda británica da satisfacción a 60.000 personas en el primer concierto de su nueva gira mundial

Harrison Ford tiene 52 años y nadie le pide que deje de hacer películas de acción. Mick Jagger tiene uno menos, sigue diciendo que no puede obtener satisfacción y sin embargo el lunes por la noche demostró, junto a su banda que es capaz de proporcionársela en directo a 60.000 personas de todas las edades y durante casi tres horas. El punto de encuentro para iniciar la explosiva gira mundial de Voodoo Lounge, su nuevo disco, fue el estadio Robert F. Kennedy de Washington (Estados Unidos). Los Rolling Stones demostraron, treinta años después de su pri mer concierto en ese país, que siguen siendo la banda de rock y rhythm and blues más fiable, compacta y consistente de las que hoy día pueden verse en directo sobre un escenario.

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Mick Jagger resucitó

Los fuegos artificiales y los muñecos hinchables hicieron su aparición obligada durante la noche, de modo parecido a los conciertos de su anterior gira iniciada en 1989 con el lanzamiento de Steel Wheels. Pero ninguna canción de ese elepé pasó por el sofisticado equipo de altavoces integrado en las 176 toneladas de acero que dominaban la estética del escenario.Los Rolling Stones presentaron anteayer siete de las quince canciones de Voodoo Lounge, e indudablemente su poderío no habría disminuido un ápice sin la mencionada parafernalia. Si canciones como Sparks will fly, Out of tears o I go wild parecen en el disco algo confusas y planas, en directo adquieren la fuerza y la riqueza necesaria para servir como un puente más que digno entre sus temas más clásicos, que son al fin y al cabo el reclamo más evidente de cualquier gira que los Stones puedan plantearse.

Después de 43 conciertos en Estados Unidos y Canadá, los Stones continuarán la gira más extensa de su carrera por Asia y Europa, pero las fechas no se concretarán hasta principios del anoque viene. La casa de discos Virgin aseguró que el grupo ha expresado su intención de actuar en España en 1995.

Tras un breve aperitivo a cargo de Counting Crows, el grupo de canciones irresistibles y cantante insoportable, los Stones iniciaron la velada a las 9:15 de la noche con un mensaje clarísimo: Not fade away (No desvanecerse), una versión del clásico tema de Budoly Holly ralentizada, densa y penetrante. Las dos siguientes canciones, Undercover of the night y Tumbling dice, contribuyeron aún más a crear esa atmósfera sosegada, y sólo al final del espectáculo recurrieron a éxitos como Start me up, tradicionalmente un detonante de sus actuaciones.

La resistencia de Jagger

Mick Jagger sacó la toalla para quitarse el sudor en la segunda canción, dosificó sus energías y resistió una temperatura de 30 grados, incrementada por la continua pirotecnia que rodeaba al escenario, para llegar en plena forma hasta el final de la noche. Para retomar fuerzas a mitad del concierto, se sentó al piano para interpretar Memory Motel, una balada del disco Black and Blue que no forma parte de su repertorio habitual, y más adelante dejó a Keith Richards llevar la voz cantante en temas que habitualmente interpreta el guitarrista: Before they make me run y The worst, ésta última del nuevo disco.Hasta ese momento, Richards había estado haciendo con la guitarra exactamente lo que le daba la gana. Con su eterno cigarrillo colgando perezosamente de los labios dió un repaso a (I cant get no) Satisfaction que colocó al público en uno de los puntos álgidos de la noche. Ron Wood, que también se resiste a dejar de fumar, puso el contra punto preciso y refinado a la guitarra sucia de Richards, y el humilde Charlie Watts demostró sin esfuerzo alguno porqué es el mejor batería de rock que sigue en activo. El público también aplaudió con convencimiento el debú de Darryl Jones como nuevo bajista del grupo británico, que sustituye al legendario Bill Wyman, el más viejo de los miembros originales.

La cuidadísima sección de vientos juega un papel fundamental en la gira de Voodoo Lounge. Al veterano saxofonista Bobby Keys, que no se ha separado de los Rolling Stones desde la grabación de Let it Bleed en 1969, le acompañan en esta ocasión Andy Snitzer (saxo y teclados), Michael Davis (trombón) y Kent Smith (trompeta).

Simpatía por el vudú

Aunque no interpretaron Sympathy for the Devil, los Rolling Stones sí hicieron gala de su fascinación por los temas demoníacos. Un día después de la resolución de la ONU aprobando la invasión de Haití, los ritmos mágicos del vudú caribeño calentaron el ambiente del estadio justo antes de la primera canción. La lengua viciosa que es la marca de fábrica del grupo se ha llenado este año de pinchos para dar lametazos sadomasoquistas desde la obligada pantalla de vídeo que preside el escenario y que durante la mayor parte del espectáculo ofrece imágenes de diablos danzantes en poses algo más que eróticas. Pero cuando los Stones pusieron realmente a prueba los límites de sus tórridas insinuaciones fue durante la interpretación de Honky Tonk Women, que sacudió los cementos del estadio. Una selección de actrices, Jemmes fatales y metraje extraído de películas pornográficas acompañó a la que es una de sus canciones bandera.En otra referencia a la actualidad informativa, Mick Jagger dijo en un momento del espectáculo: "Llevamos dos semanas en Washington y, la verdad, no oía hablar tanto de seguro sanitario para los retirados desde que Bill (Wyman, ex-bajista del grupo) dejó la banda". El cantante, que posee una de las mayores fortunas de Gran Bretaña, ha sido poco menos que ridiculizado por componer versos como: "El amor es fuerte, y tú eres tan dulce, me pones duro, me haces débil", en su nuevo disco.

Los juegos de palabras apuntando a la media de edad de los miembros de la vetarana banda británica, que supera con creces los 50 años, serán una constante de la gira, pero los 27 temas que interpretaron en la noche inaugural dejan sin argumentos a los que reclaman su retirada.

Después de haber sido aupados por los coros de un público muy experto en la mayoría de los temas, los Rolling Stones abandonaron finalmente el escenario eufóricos por haber superado el examen y regresaron brevemente para cantar Jumpin Jack Flash debajo de una bóveda de fuegos artificiales.

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