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Hussein y Rabin piden financiación para apuntalar la paz

Antonio Caño

En la primera comparecencia conjunta de un líder árabe y otro judío ante el Congreso estadounidense, el rey Hussein de Jordania y el primer ministro de Israel, Isaac Rabin reclamaron ayer la ayuda de Estados Unidos y del mundo para apuntalar la paz que ya se perfila en Oriente Próximo. El monarca abogó también por la solución del problema de Jerusalén sobre la base de que su soberanía corresponde exclusivamente a Dios y dijo que el estatus del sector árabe de esa ciudad debe ser decidido en negociaciones entre israelíes y palestinos.Los discursos de Hussein y Rabin ante una sesión conjunta del Congreso fueron la culminación de una cumbre de dos días durante la que, el lunes, fue firmado en la Casa Blanca un documento que pone fin a 46 años de estado de guerra entre Israel y Jordania. Los congresistas respondieron ayer con una larga ovación cuando el monarca jordano, a quien se le humedecieron los ojos en varios momentos de su intervención, confirmó que las dos naciones que comparten las riberas del Jordán han dejado de ser enemigos para convertirse en "socios en la búsqueda de un futuro de paz, estabilidad y seguridad" para "todos los pueblos".

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El rey Hussein manifestó, sin embargo, que "para que estos objetivos puedan ser cumplidos", se tiene que dar a los dos países la oportunidad y los intrumentos para esta histórica misión". "La mano protectora de la comunidad internacional es esencial", dijo.

El primer ministro israelí aseguró, asimismo, a los congresistas que la voluntad de su país es la de construir la paz. "Estamos aquí para decir que la paz es nuestro objetivo", pero advirtió también que quedan,"barreras que salvar".

"Cuando pasen las ceremonias, después de las festividades, tendremos que volver a las negociaciones. No será fácil. Hay mucho trabajo delante", declaró Rabin en un discurso que comenzó rindiendo homenaje a las víctimas israelíes de las guerras con los árabes y terminó con un recuerdo de las tradiciones judías.

Condonar deudas

Ambos líderes sabían que en el Congreso tenían que cubrir una etapa algo más que simbólica de su histórica cita en Washington. El Gobierno de Jordania está intentado que EE UU le condone su deuda de cerca de 1.000 millones de dólares. Al mismo tiempo, el rey busca nueva ayuda económica para la modernización de sus Fuerzas Armadas. Ambas pretensiones habían encontrado hasta ahora cierta resistencia en el Capitolio, que ha tardado en perdonarle al monarca su apoyo, aunque formal, a Sadam Husein en la guerra del Golfo.Israel, que ha disfrutado hasta ahora del mayor porcentaje de la ayuda norteamericana a Oriente Próximo, teme que esa cantidad pueda ahora dividirse entre los diferentes aliados que EE UU va encontrando en la región. El Congreso estadounidense tiene la última palabra en todos esos asuntos.

El rey Hussein pasó de puntillas sobre dos de los aspectos más delicados que quedan en la construcción de la paz en Oriente Próximo: Jerusalén y Siria. Sobre este último, en el que la tradición le señala como descendiente del guardian de los Santos Lugares musulmanes, dijo que esa ciudad debe convertirse en "símbolo de paz" y que "su organización debe ser para palestinos e israelíes cuando sus negociaciones determinen el estatus final del Este de Jerusalén".

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