Cooperativista
A mí, como a miles de cooperativistas, me convenció el secretario general de UGT, Nicolás Redondo, para apuntarme en una lista con la esperanza de obtener una' buena y barata vivienda social, construida por iniciativa de UGT. Fue en un multitudinario acto en el Palacio de los Deportes, con la actuación estelar de Rocío Jurado. Mi credulidad hizo que pusiera a su disposición cuanto pude ahorrar en estos años (5,5 millones) firmando letras, -que dejé de pagar por no haber obtenido contraprestación alguna a cambio y que me han conducido al RAI.
Jamás contestó PSV las cartas en las que pedía aclaración de numerosas dudas. Jamás pude ejercer el derecho de información como cooperativista (las informaciones recibidas en sus oficinas y en las asambleas nunca se hicieron realidad). Jamás pude decidir nada en la mastodóntica cooperativa, en la que el gerente autocontrataba con su empresa IGS. Jamás pude ver los activos que alegaban para responder del enorme pasivo acumulado en la suspensión de pagos.
El retraso en la entrega de la vivienda me cuesta aproximadamente un millón de pesetas cada año y el capital invertido deja de rentarme otro medio millón más. Es imposible abandonar la nave porque no te devuelven tu dinero y si lo consiguieras tendrías que pagar a Hacienda lo desgravado más los intereses. ¡Triste criterio el que aplica el ministerio, permitiendo desgravar lo obtenido por la venta de tu casa si lo reinviertes y no lo obtenido por la hipotética devolución de una inversión fallida en, una, vivienda que no te hacen!
¿Habrá, por fin, algún responsable de tanto desatino? ¿Conoceremos el destino del dinero aportado? ¿Se hará algún embargo preventivo de los bienes de UGT o de otros responsables? UGT, en su propaganda, incitaba a afiliarse prometiendo un ahorro de 500.000 pesetas aproximadamente a los afiliados al sindicato, promesa que se cumplió en Tres Cantos-
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