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El Teatro Real entra en su recta final

Elena Salgado es la candidata de Cultura para la nueva ópera de Madrid

El Teatro Real de Madrid cerró sus puertas en 1988 para ser reabierto en 1992 como el nuevo teatro de la ópera de la capital. No se cumplió el plazo. Seis años y 16.000 millones de pesetas después, esta institución abrirá por fin sus puertas el 10 de octubre de 1995. Cultura ya tiene un nombre para dirigir este mastodóntico proyecto, que se come una parte importante de los presupuestos del ministerio: la actual secretaria general de Telecomunicaciones, Elena Salgado. Aunque todavía no ha sido pactado con el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid.

El puesto más apetecido de la música española ya está prácticamente adjudicado. Con varios años de retraso y un presupuesto que ha multiplicado varias veces los gastos inicialmente previstos, el Teatro Real de Madrid entra en su recta final. "He optado por un perfil de persona con sensibilidad, capacidad de gestión, con un historial brillante en la Administración y que ama muchísimo la ópera: Elena Salgado", aseguró la ministra de Cultura, Carmen Alborch a este periódico en una entrevista concedida el pasado jueves. Economista, ingeniero industrial y funcionaria de carrera, Salgado es una colaboradora muy próxima al ministro de Obras Públicas, José Borrell, y tiene fama en la administración de ser una gestora muy eficaz.

Filtros

El nombre está, pero el nombramiento tendrá que pasar algunos filtros. "Todavía tengo que negociar el nombramiento con las otras instituciones implicadas en el Real: el Ayuntamiento y la Comunidad Autónoma", añadió Alborch. La Fundación del Teatro Lírico de Madrid, el Consorcio formado por estas tres instituciones que regirá el Real, todavía no está creada, ya que tiene que esperar a que la ley de fundaciones acabe sus trámites parlamentarios.Dicha ley fue aprobada por el Congreso el 23 de junio de este año, con la abstención del Partido Popular, y está pendiente de ser aprobada por el Senado. Cualquier nombramiento definitivo tiene que ser confirmado por ese Consejo.

Entre las lonas que cubren todavía el edificio, ya se pueden percibir ribetes de lo será, a partir de 1995, un teatro moderno de ópera para Madrid. La confirmación del nombramiento de Salgado es una de las últimas piezas que quedan por ajustar para que el eterno y ambicioso proyecto se convierta, definitivamente, en realidad.

Aunque los rumores apuntaban hacia el nombramiento de una figura de primera fila del mundo de la ópera, y se había citado el nombre de Plácido Domingo relacionado a este puesto, el hecho de que Cultura haya presentado el nombre de Elena Salgado representa una apuesta muy clara por la gestión dura y pragmática de un polémico proyecto, que ha dado numerosos quebraderos de cabeza al Gobierno desde que se puso en marcha y que ha provocado las críticas del la oposición.

Según el Partido Popular se han invertido en el Real más de 19.000 millones de pesetas. Carmen Alborch confirmó a este periódico que no es partidaria de poner a divos a gestionar teatros, porque la experiencia demuestra que estos proyectos acarrean normalmente complicaciones financieras y administrativas que muchas veces ellos no son capaces de resolver.

Los sucesivos retrasos que han sufrido las obras del Real han provocado desajustes en la gestión, motivo de críticas por parte de la oposición: el director de orquesta del Teatro, Antoni Ros Marbà, fue contratado en noviembre de 1989 por 22 millones de pesetas al año para trabajar en un teatro que todavía permanece cerrado.

El Teatro Real tendrá un presupuesto en torno a los 4.600 millones anuales, con los que se podrán programar diez títulos por temporada. Los fondos serán públicos en un 75% y estarán repartidos de la siguiente forma: Ministerio de Cultura (65%), Comunidad de Madrid (25%) y Ayuntamiento (10%). La taquilla aportará únicamente el 20% y las ayudas privadas el 5% restante.

Novedades

Las últimas partidas presupuestarias han sido de 4.150 millones en 1994 y de 4.479 millones en 1995 y acercan al Teatro a su recta final. El arquitecto que inició el proyecto, José Manuel González Valcárcel, falleció de un ataque al corazón cuando enseñaba las obras a los periodistas. Fue reemplazado en mayo de 1993 por Francisco R. Partearroyo, que introdujo cambios sensibles en el proyecto inicial.La obra definitiva, que ha estado rodeada de una gran polémica, incluye algunas novedades.

A la altura del segundo piso, el público podrá dar la vuelta al teatro por salones abiertos que forman un deambulatorio, la aportación más original de Partearroyo, basada, según el arquitecto, en el aspecto original del edificio. La antigua sala de baile ha sido convertida en una enorme cafetería, de 1.500 metros cuadrados.

El escenario y la maquinaria escénica -capaz de contener tres decorados completamente montados simultáneamente- ocupan un foso y una torre de 78 metros, en los que cabría el edificio de telefónica de Madrid.

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