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FERIA DE SAN FERMÍN

Un encierro de Osborne impone el colofón a las fiestas

Se acabó. "Pobre de mí", se quejaron anoche los pamploneses después de nueve días con sus noches de juerga sin descanso. El octavo encierro sanferminero, puso brillante colofón a las fiestas de Pamplona. Los toros de Osborne, los de carne y hueso que pastan en Los Bolaños (Jerez), realizaron un encierro limpio y brillante, propio para satisfacer los deseos de salir en las fotografías y para el lucimiento de los mozos. No hubo heridos de consideración (una fractura de clavícula, un esguince de tobillo y una contusión de cadera), aunque bien es verdad que sustos tampoco faltaron. Un año más todos los que corrieron los encierros podrán contarlo.Con los toros de Osborne se terminó el riesgo y la emoción en las calles de Pamplona, y con ellos dicen que se cerrará una página en la historia sanferminera. Los corrales del Gas, donde desde días antes del chupinazo que da inicio a la fiesta se guardan los toros que se corren y lidian en Pamplona, serán derribados y sustituidos por otros. Dicen que por culpa de la especulación inmobiliaria, que puede con todo.

El próximo año será distinto. El tradicional encierrillo nocturno, el que corren los toros en solitario, a modo de entrenamiento entre el Gas y los corrales de Santo Domingo, se realizó el miércoles por última vez. Fueron 440 metros de calles en penumbra, a la caída de la noche, con público silencioso e inusualmente ordenado tras los vallados. La señal de salida es entonces un suave toque de clarín, y no el sonoro cohetazo que alerta cada mañana a los mozos de Pamplona. Contraste insólito estos días de bullicio y jarana.

72 heridos

Pero hoy todo termina. Fueron algo menos de 30 minutos de miedos y sustos en las calles; 6.600 metros de arriesgada carrera, de tropezones y empujones, de caídas y de cornadas, que también las hubo (72 heridos en los encierros se registraron en total en los dos hospitales de Pamplona, 13 por asta de toro).Todo analizado al milímetro. Se contó más de lo que hubo: desde la velocidad media invertida por cada manada en el encierro matinal a la opinión del mayoral o del torero. Desde los heridos en cada punto del encierro -cróquis incluido- a los clasificados en la ciudad según el tipo de accidente. Desde las detenciones a los premios otorgados por las peñas. Fueron nueve días de desenfreno, de borrachera, de corridas de toros, de comilonas, de cante y de baile... Y todo acabó con un sencillo canto. Los mozos acudieron un año más a la plaza Consistorial para cantar por última vez a San Fermín.

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