El Grupo de los Siete descarta promover una acción coordinada en apoyo del dólar
VICTORIA CARVAJAL ENVIADA ESPECIAL En contra de las expectativas del mercado, el Grupo de los Siete países más industrializados; del mundo, reunidos desde ayer en Nápoles, no tiene intención de coordinar una acción común para poner freno a la debilidad. del dólar. Su objetivo es continuar en la senda actual de crecimiento sin inflación de forma que los tipos de cambió se ajusten a esta realidad. Hasta Japón, donde la industria se está viendo seriamente dañada por la subida imparable del yen frente al dólar, parece haber cedido ante sus socios y ha desistido de su intento de incluir la inestabilidad cambiaria en la agenda de los Siete.
Las autoridades monetarias internacionales intentan ganar el pulso con los especuladores destacando la credibilidad de sus políticas y no con intervenciones.
Estados Unidos parace haber conseguido persuadir a sus socios en el G-7 (Japón, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y Canadá) de que no hay necesidad de actuar en defensa del dólar, que desde principios de año ha caído un 1.5% frente al yen y casi un 10% con el marco alemán. Ninguno de ellos piensa rendirse a la voluntad de los mercados. Es más, el presidente Bill Clinton está convencido de que las autoridades monetarias terminarán ganando el pulso. Es cuestión de que los inversores se fijen en la realidad macroeconómica. En una rueda de prensa conjunta con el primer ministro japonés, Tomiichi Murayama, el presidente estadounidense advirtió: "No debemos tener reacciones exageradas. En el último año, el G-7 ha logrado crecer sin inflación", añadió. "Si conseguimos seguir en esta senda, la realidad macroeconómica se impondrá y los tipos de cambio se equilibrarán en línea con esta realidad".
Falta de credibilidad
Pero es precisamente la falta de credibilidad en las políticas económicas de las grandes potencias lo que, a juicio de' los analistas, está presionando a la baja a la divisa estadounidense y provocando tensiones al alza de los tipos de interés a largo plazo a ambos lados del Atlántico.
En contra de lo esperado, la postura estadounidense ha con seguido un insólito respaldo de sus socios. Especialmente sor prendente es el caso de Japón. Su primer ministro Murayama, ve nía dispuesto a pedir la celebra ción de un comité especial que tratara sobre la estabilidad cam biaria, presionado por la industria nacional que vive de la ex portáción y que ha visto con horror cómo el yen caía por debajo de la barera de los 100 frente al dólar. Sin embargo, ayer en la rueda de prensa con Clinton, el primer ministro socialista dijo que no creía conveniente la intervención en los mercados para frenar la apreciación del yen y en línea con lo expresado por su homólogo estadounidense, dijo que esta tendencia cambiaría con la política económica de apertura y fomento de la demanda doméstica que tiene previsto su Gobierno. Murayama se comprometió a sacar adelante las reducciones fiscales para estimular la demanda, a la vez que se seguirá con las reformas para abrir los mercados. Todo ello para aumentar las importaciones. Los ministros de Comercio se reunirán para ampliar los acuerdos comerciales.
Europa, donde la inestabilidad que ha provocado el declive del dólar sé ha saldado con fuertes aumentos de los tipos de interés a largo plazo que amenazan con frenar la recuperación, tampoco es partidaria de intervenir en ayuda del dólar, según fuentes de la Unión Europa presente en la cumbre. Italia es la gran defensora de la tesis estadounidense. El anfitrión de la cumbre, Berlusconi, presidente del Gobierno italiano, lo ha dicho claramente: "Es inútil la intervención. Personalmente, no me preocupa un dólar bajo porque ayuda a la economía estadounidense [abaratando sus exportaciones]". Las razones de Alemania son otras. Bonn cree que la debilidad del dólar es responsabilidad única de Estados Unidos por su beligerante política comercial con Japón y que está en manos de Washington revertir esta tendencia. Y lo mismo piensa Francia.
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