La pasión por la novela policiaca se cita en la Semana Negra de Gijón

La Semana Negra de Gijón, cuya séptima edición se inaugura hoy, ha abandonado el degradado escenario de los viejos astilleros abandonados que le sirvió de cobijo en los últimos años para trasladarse a un recinto más amplio y abierto, el parque Inglés, situado en una de las riberas del río Piles. "Queremos seguir haciendo posible la convivencia de la literatura con la afluencia de las masas", explica su director, Paco Ignacio Taibo II. Medio centenar de escritores (entre ellos, Luis Sepúlveda, Norman Spinrad y Manuel Vázquez Montalbán) y músicos participarán en el programa.

La mudanza no va a suponer modificación alguna del espíritu lúdico y literario que inspiró su nacimiento. En un momento "en que la cultura retrocede", según el escritor Paco Ignacio Talbo", la Semana Negra de Gijón crece. Ha triplicado el espacio que la acoge, ha alargado a nueve días su duración (se clausurará el 17 de julio), ha ampliado el horario (la fiesta se prolongará cada día de cinco de la tarde a cinco de la madrugada) y pretende batir su récord de asistencia: 1,5 millones de personas, casi medio millón más que el año anterior. El presupuesto se mantiene en torno a los 70 millones de pesetas.Entre los autores asistentes a la séptima edición de la Semana Negra de Gijón, estará el escritor chileno Luis Sepúlveda, quien asumirá la presidencia de honor del certamen junto con la editora norteamericana Ruth Cavin, y que aprovechará esta circunstancia para presentar en sociedad los primeros capítulos de la última de sus obras, Nombre de torero, con el que el novelista hispanoamericano se introducirá por vez primera en el género policiaco. Sepúlveda, nacido en Chile en 1949, ya estuvo el año pasado en la semana de Gijón, y tomó entonces el compromiso de probar suerte en la novela negra. Este escritor y viajero empedernido, gozó de un gran éxito con su novela El viejo que leía novelas de amor, que fue premiada precisamente en Asturias con el premio Tigre Juan, mucho antes que la viera traducida a 14 idiomas, que suscitara el elogio de la crítica y del público y que encontra la oportunidad, que le ha ofrecido el realizador Jean Jacques Annaud, para llevarla al cine.

El futuro del género

La Semana Negra de Gijón no se agota en las manifestaciones literarias (concurren este año 41 de los más prestigiosos autores del género negro, caso de Jerome Charyn, Rolando Hinojosa, James McCIure, Janet Rudolpli, Kim Smage, Manuel Vázquez Montalbán, Mary Wings, entre otros, que intervendrán en debates y exposiciones sobre el presente y el futuro del género), como tampoco se acaba en las actividades artísticas paralelas.

"Hacer la semana negra", explica su director, Paco Ignacio Taibo II, "es como bailar con el enemigo. Supone un equilibrio muy complicado. montar un festival que tiene como columna vertebral la literatura, pero que persigue una intencionalidad de masas, y trata de compatibilizar el hecho literario minoritario, con el carácter masivo de la fiesta".

La celebración combina distintos tipos de actividades. "Llevamos siete años", añade, "con esta misma filosofía, haciendo posible un festival multicultural, en el que los géneros se abren y se tocan: un forofo del tiro al blanco que se queda a mirar una obra de teatro, los seguidores de Moustaki que pasan por una tómbola y que además asisten a un debate literario sobre la novela policiaca como expresión de una reflexión social". "En suma", sintetiza Taibo, "que todo se contagie por proximidad". El diseño del recinto es de dos jóvenes arquitectos de Los Ángeles: el chino-norteamericano Stephen K. Sheng y la estadounidense Ninna B. Lesser.