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SOLUCIONES PARA EL ENTORNO DEL PALACIO

Armisticios para la 'guerra de Oriente'

Cuatro de las empresas que participan en el concurso para arreglar la plaza de Oriente rebajan el proyecto de Oriol

Seis años de guerra urbanística y batallas políticas sobre la reforma de la plaza de Oriente no han pasado en balde. Las cuatro empresas -de las seis que se han presentado al concurso convocado por el Ayuntamiento de Madrid- que han accedido a exponer a este diario sus propuestas han puesto en cuestión las líneas maestras del proyecto de Miguel de Oriol. ¿Es necesario excavar un túnel bajo la calle de Bailén? ¿Y un aparcamiento de dos plantas en la plaza que tope con restos arqueológicos fundamentales para el estudio de la historia de Madrid? Las constructoras ofrecen proyectos alternativos y todas rebajan -y mucho- las pretensiones de Oriol. El coste de su proyecto, que ha servido de base al concurso, será sufragado por la compañía que resulte adjudicataria.Mañana, las propuestas que concursan se colocan sobre el tapete municipal. Sólo una de ellas, Gran Oriente, unión de dos pequeñas constructoras avalada por las firmas de más de 200 arquitectos, ha explicado de antemano todos los detalles de su propuesta, incluidos los económicos. Dos han preferido mostrar sólo el planteamiento urbanístico y arquitectónico de su oferta: OCP, que ha encargado el proyecto al estudio de Ricardo Bofill, y la unión de Fomento de Construcciones y Contratas con otra gran constructora, Cubiertas y MZOV. De la propuesta con la que concurren Lain y Auxini (esta última pertenece al grupo estatal INI) sólo se da un esbozo muy general. Sus responsables arguyen "cortesía hacia el cliente" (el Ayuntamiento) para no dar más datos.

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Por último, Huarte y la unión de Dragados y Construcciones y Entrecanales han elegido no responder a las reiteradas invitaciones de EL PAÍS para dar a conocer sus propuestas. Huarte y OCP han sido las únicas que el pasado, miércoles (fecha tope para presentar la documenteción necesaria para optar a la reforma, de la plaza de Oriente) entregaron una maqueta de sus proyectos en el Ayuntamiento.

FCC y Cubiertas y MZOV

El proyecto que han presentado conjuntamente estas dos constructoras recoge dos soluciones distintas para el túnel bajo la calle de Bailén: uno corto con entrada a la altura de la plaza de la Marina Española y salida a unos 80 metros de la catedral y en el que la rampa llega a la altura de la calle Mayor; en la alternativa larga (con la misma entrada), la rampa llegaría hasta el comienzo del viaducto sobre la calle de Segovia. En ambos casos, los coches pueden girar dentro del túnel hacia las calles de Felipe V y de Carlos III para salir hacia la plaza de la ópera. La plaza de Oriente quedaría totalmente peatonal.

Esta propuesta soluciona de cuatro formas distintas el aparcamiento: sin él (con la ventaja de un plazo de ejecución más corto y menor coste, señalan), dos aparcamientos camuflados con arbustos en los jardines del Cabo Noval y capitán Melgar, o bien aparcamiento subterráneo (una variante para túnel largo y otra para el corto).

Gran Oriente

Dos constructoras (Termac y Construcciones Hidráulicas y Viarias) han formado una unión temporal de empresas para presentan la solución minimalista a los problemas de la plaza de oriente. Más de 200 arquitectos, entre ellos Ricardo Aroca, Oriol Bohigas y Rafael Moneo, han firmado esta propuesta, que se limita a retocar la epidermis sin aplicar el busturí sobre la plaza. Las calles de Pavía Lepanto y de Carlos III se hacen peatonales, se ensanchan las aceras, los autobuses se envían al parque de Atenas para que aparquen, y los coches de los residentes estacionan en batería en la plaza. El coste de la operación ascendería a 700 millones.

OCP

El diseño corre a cargo de Rogelio Jiménez y Peter Hodgkinson, dos arquitectos del taller de Ricardo Bofill que han presentado dos opciones para la plaza de Oriente: una con túnel y otra sin él. Los estudios realizados por los técnicos del gabinete de Bofill concluyen que el túnel no arregla ningún problema de tráfico en los alrededores de la calle de Bailén, aunque sí consideran necesario construir el aparcamiento subterráneo para eliminar los autobuses y los coches de la plaza.

El túnel, sin embargo, permitiría hacer peatonal toda la plaza y colocar unas estatuas modernas frente al palacio. "Desde el punto de vista urbanístico es fundamental que el tráfico vaya por debajo", concluye Hodgkinson. De todos modos, consideran que ninguna de las rampas dibujadas por Oriol está bien situada. Su estacionamiento de una sola planta, con plazas de aparcamiento para 300 a 550 coches y de 15 a 20 autobuses, tiene más cristal que hormigón. Una gran lámina de agua de 1.500 metros cuadrados con el fondo de cristal laminado da luz al interior del aparcamiento, cuyos pilares también son columnas de vidrio de siete metros de altura. "Se trata de un espacio con cierto lujo para trasladar la nobleza de la plaza al subsuelo", explica Jiménez. Prevén dejar en el aparcamiento los restos arqueológicos que se encuentren y eliminar la zona comercial que propone Oriol.

El estanque de la superficie (con una profundidad de 10 o 15 centímetros) es al tiempo un enorme espejo en el que se refleja la fachada del palacio y se puede vaciar si se necesita ocupar todo el espacio de la plaza para un acto. Destacan en la superficie unos jardines colgantes a siete metros de altura que pretenden crear un microclima con agua evaporada que refresque la plaza. Naranjos frente al teatro Real y más plantas en los jardines laterales completan el diseño.

Lain y Auxini

Ofrecen ocho variantes realizadas por el arquitecto Alfonso Navarro sobre el proyecto básico de OrioI.

Una de sus propuestas se limita a ejecutar lo que Oriol dibuja, otras seis son variantes con túnel y dos sin él. Una de ellas contempla que sólo se retoquen los jardines.

Quesos, amigos y aspirinas

La reforma de la plaza de Oriente ha constituido durante estos seis años un auténtico debate urbano en el que, por una vez, no sólo los técnicos y los políticos han opinado. Decenas de cartas al director en los periódicos, discusiones públicas e incluso un referéndum han servido para que los vecinos de Madrid expresasen su oposición o su acuerdo con el proyecto original de Miguel de Oriol. Arquitectos, académicos de Bellas Artes y políticos han escrito para la historia las frases de la discordia.Eduardo Mangada, arquitecto y ex concejal socialista, calentó la sangre de los partidarios de Oriol con un artículo en el que tildaba el proyecto de éste de "mezcla de tarta de barata pastelería y queso de Gruyère". Unos días después, era junio de 1992, Oriol contestó con otro escrito titulado ¿Amigo Mangada? Obviamente, no le había gustado la opinión de su colega. Tampoco debió hacerle llorar de alegría que 53 arquitectos y profesores de la Escuela de Arquitectura de Madrid firmasen en agosto de ese año una tribuna en la que acusaban al alcalde, José María Álvarez del Manzano, de actuar llevado por la ambición política y a Oriol por sus "sueños fantásticos".

El referéndum convocado por IU en marzo de 1993 tampoco se libró de recibir unas cuantas bofetadas dialécticas. El primer teniente de alcalde del Ayuntamiento, Luis María Huete, lo comparó con el "simulacro de elecciones" realizado por Fidel Castro en Cuba unos días antes. Y el arquitecto Salvador Pérez Arroyo dijo que esa consulta popular era "bochornosa, por manipulada".

Ricardo Aroca, decano de la Escuela de Arquitectura, pidió al alcalde que, en vez de decantarse por una operación ("que tiene más de agujero en busca de una función que de solución a problemas"), probase "a ver si al enfermo le mejora la aspirina".

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