Resurrección en Lisboa
Hasta ahora en danza lo más importante y trascendente que ha podido aportar la capitalidad cultural europea de Lisboa, es este bellísimo espectáculo del repertorio fundacional del siglo XX y del ballet moderno. Al mismo tiempo, ha sido la velada de resurrección de la Companhia Nacional de Bailado.Después de un año sin actividad escénica, la agrupación titular portuguesa de ballet clásico ha resurgido con fuerza y mucha lógica, con una dirección renovada y una plantilla mayoritariamente joven y enérgica.
El conjunto se fundó en 1977 (casi al mismo tiempo que el desparecido Ballet Clásico Nacional de España), pasó malas rachas, pero nunca se le dio el tiro de gracia como desaprensivamente sucedió en Madrid sino que al contrario, la reciente llegada a la dirección de la prestigiosa bailarina y profesora Isabel Santa Rosa (Casablanca, 1931) hace apenas seis meses ha sido una revolución en la sala de ensayo y en la perspectiva futura del conjunto.
Companhia Nacional de Bailado (Portugal)
Las bodas (1923): coreografía: Bronislava Nijinska; montaje: Howard Sayette. La consagración de la primavera (1913): coreografía: Vaslav Nijinski; reconstrucción: Millicent Hodson y Kenneth Archer. Gran Auditorio del Centro Cultural del Belém, Lisboa. 25 de junio.
Este Programa Stravinski fraguado durante largo tiempo pero realizado en tiempo récord, resulta una más que solvente carta de presentación de la nueva etapa de la Companhia Nacional de Bailado.
Un programa de lujo
Tras una drástica reducción de plantilla (la compañía ha pasado de 70 elementos a 50) la dinámica ha cambiado, permitiendo este lujo de programa que nada tiene que envidiar a las producciones de otras capitales mundiales como pueden ser París, Helsinki o Nueva York.Los bailarines han respondido óptimamente a las exigencias estilísticas de tan peculiares piezas, y con justicia hay que decir que el programa debería llamarse Stravinski y los hermanos Nijinski, que permite ver la capacidad de anticipación coréutica y estética de Vaslav y Bronislava. En el primero, el genio desatado se hace fuerza y acento, y en la segunda destaca su capacidad de ordenación geométrica de materiales que todavía hoy son novedosos. Con 10 años de diferencia en la composición de las dos obras, se siente la profunda importancia de las tradiciones eslavas.
El Gran Auditorio del Centro de Belém, una joya en lo arquitectónico y en lo funcional, ha estado lleno todos los días para aplaudir esta verdadera resurrección de la danza clásica portuguesa que ha comenzado con este homenaje a ese promotor que fue Serguei Diaghilev que tantos meses recaló en estas amables y generosas tierras atlánticas en los periodos legendarios de los ballets rusos.
Babelia
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