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Los 'graduados'

Alicia tiene 27 años y no prueba la droga desde los 20. Se considera "frágil, pero no débil". Ve a los toxicómanos como gente que no pudo superar la adolescencia. Esa crisis ella la intentó arreglar a la tremenda, por la vena. Su proceso de rehabilitación en Proyecto Hombre fue más un proceso de reeducación, insiste. El primer año se sigue una consigna clara: Someter al residente a una presión muy fuerte para que madure. Luis Miguel -Luismi-, que fue politoxicómano durante 11 años y lleva año y medio sin consumir, lo recuerda así: "Te tratan como a un niño. Te acompañan a todas partes para que no estés ni un minuto solo".El segundo año maduran a marchas forzadas. Alicia pasó los momentos más duros durante esta etapa. "Cuando acabas el proceso te das cuenta de que el mundo sigue igual y tú has cambiado", dice.

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Haber salido de las drogas no es lo único que tienen en común. A ninguno le gusta la palabra rehabilitado. Cuando se recuperan, prefieren hablar de una "reestructuración", de un volver a ser persona. Goyo, que tiene 29 años y estuvo 10 enganchado, lo tiene más claro desde que recayó: "Todavía sentía la llamada del morbo. Ahora ya sé que si me quiero recuperar se me han acabado las noches de marcha".

El acuerdo es total al afirmar que ahora son de otra manera. Mario, que es otro graduado -así llaman a los que obtienen el alta terapéutica-, lo tiene bien claro: "Hay que renunciar a estar embriagado, el alcohol es una droga socialmente admitida, pero nosotros no podemos permitírnosla". Alicia añade: `No podemos tomar ni una copa, el cuerpo recuerda muy rápidamente".

Para terminar, todos quieren lanzar su mensaje de esperanza. Alicia es la más contundente: "Drogas, ¿para qué? No tengo que evadirme de nada si soy importante y mi vida tiene sentido". A Luismi, como despedida, le entra la vena poética: "La sonrisa de un niño es algo super fuerte, me llena mucho más que todo lo que había probado hasta ahora".

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