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Major veta a Dehaene como sucesor de Delors

Lluís Bassets

El primer ministro belga, Jean-Luc Dehaene, difícilmente será el próximo presidente de la Comisión Europea. El Gobierno británico utilizó ayer el último recurso existente en las votaciones europeas, el derecho de veto, para impedir su nombramiento cini sucesor de Jacques Delors, a pesar de la opinión favorable de los otros 11 países. John Major utilizó el veto en el último minuto, cuando se habían retirado los otros dos candidatos, el holandés Ruud Lubbers y el británico Leon Brittan. El canciller alemán, Helmut Kohl, ha anunciado que convocará una cumbre extraordinaria para el 15 de julio, en Bruselas, para encontrar una solución al callejón sin salida en que se han metido los Doce en la isla de Corfú.

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Los británicos alegaron razones de método en la elección, que calificaron de escasamente transparente y democrática, y también razones políticas sobre la personalidad de Dehaene. "No es el hombre más adecuado para este trabajo", aseguró Major, quien previno que no levantaría su objeción "ni hoy ni dentro de dos días, ni dentro de dos semanas". Añadió además que consideraba a Dehaene una encarnación del intervencionismo y del aumento del poder de Bruselas. El inquilino del 10 de Downing Street ha querido apuntarse un éxito fácil ante los conservadores antieuropeos, que podrán jalear su victoria sobre los federalistas.La primera reacción de los países que más han trabajado por la candidatura de Dehaene ha sido de mantener el tipo. El canciller Helmut Kohl y el presidente FranQois Mitterrand así lo indicaron; en el caso del alemán, con tanta irritación como para calificar de "loca y primitiva" la imputación de manipulación por parte del eje París-Bonn. La declaración realizada por Dehaene indica, sin embargo, que en las próximas horas dejará caer o languidecer su candidatura. "Estoy decepcionado por Europa", dijo el primer ministro belga. "Pero [el cargo] no es una panacea para mí".Dehaene dijo también que si no hay una solución antes del 20 de julio "vamos hacia una crisis de grandes dimensiones con el Parlamento Europeo". "El resultado de las elecciones europeas [en las que su partido se mantuvo como primera fuerza en Flandes] me refuerza en la voluntad de comprometerme como primer ministro en la realización íntegra de mi programa de gobierno", añadió, para recordar que no tiene otra ambición personal al margen de su tarea de jefe de Gobierno.

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, fue el único que habló abiertamente de la derrota irreversible de Dehaene y de la necesidad de buscar un candidato alternativo. Su ministro de Exteriores, Antonio Martino, de conocidas posiciones thatcherianas, sostuvo opiniones muy parecidas a las de Major, a pesar de que su país votó primero por Lubbers y luego por Dehaene. Italia y el Reino Unido han estado concertando posiciones y en la primera votación se perfilaron como una alianza frente al eje franco-alemán.Mediación españolaFelipe González desempeñó un papel importante en el intento de desenlace final. De madrugada, entre las dos votaciones del viernes, sostuvo una larga conversación telefónica con Lubbers para intentar convencerle de la necesidad de retirarse. Por la mañana se reunió, durante tres cuartos de hora, con el candidato holandés, su ministro de Finanzas, Wim Kok, y Berlusconi. De la reunión de los tres votantes de Lubbers salió la última votación, que arrojó 11 votos a favor de Dehaene y uno en contra, una vez que Brittan se había retirado ya.

González dejó entender que había sido engañado por el Reino Unido, que había transmitido la impresión de que no iba a utilizar el derecho de veto. Esto animó a González a desempeñar un papel destacado para despejar el camino a Dehaene. El resultado no puede ser más penoso. En estos momentos, dos primeros ministros europeos, Lubbers y Dehaene, han quedado desairados, y los Doce han quemado inútilmente, como mínimo, tres nombres si se añade el de Brittan y cuatro si se cuenta el del director general del GATT, Peter Sutherland, de difícil aceptación por los países más ortodoxos y por el propio Parlamento Europeo.

La sensación de haber sido sometidos a una finta por parte de Major era compartida también por la Comisión Europea, que tenía indicios de una actitud más pacífica por parte de Londres. La sorpresa ánte la dureza de la actitud británica pilló desprevenida a la propia prensa de Reino Unido, incluidos los medios que han estado calentando la elección.El disgusto de Delors y de primer ministro griego, Andrea Papandreu, no podía ser más explícito. El presidente de la Comisión habló de "gran éxito de la presidencia griega, en contra d lo que han escrito muchos periódicos", y aseguró: "Si ha habido fracaso en esta cumbre, no, ha sido de Grecia, sino de otros". Ambos lo calificaron como de "crisis muy seria", que atribuyeron a divergencias políticas de fondo sobre la marcha y el futuro de la Unión, y no a cuestione meramente de método.Más información en la página 17

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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