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Crítica:DANZA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Marat y el hermafrodita

No escogió un buen día la polifacética Sol Picó para estrenar. Por una parte, estaba el partido España-Alemania del Mundial de Fútbol (calles desiertas, transistores hasta en las funerarias) y por otro, en la misma Sevilla, el debú en el Teatro Central del alegato prefascista de La Fura del Baus (apología del trabajo esclavo, lemas nacional socialistas, violencia skin a raudales, casquería gratuita). A pesar de todo ello, de un aforo de 240 butacas, los primeros novísimos tuvieron algo más de la mitad de espectadores. No está mal.Marcel.lí Antúnez salió de LaFura -su buena época- y ahora se interesa por la creación mixta de teatro-danza. La Picó, en sí misma, es espectáculo. Ella tiene talento, buena formación y capacidad histriónica. Su empecinamiento en aparecer con las zapatillas de puntas es encomiable y resultón en lo escénico: esos zapatos de baile ejercen un poder especial sobre lo que se hace.

Sol Picó

Peve, espectacular dance poemato: coreografía: Sol Picó; dirección: Marcel.lí Antúnez; música: Toni Ignorat y Enric Les Palau. Ciclo Los Novísimos. Sala Experimental del Teatro de la Maestranza. 21 de junio.

El sabor de la empanada

La empanada de la obra Peve es de agradable sabor casero, aunque no deja de ser una empanada temática, resumen de la historia del mundo, a la manera de los enciclopedistas. La Revolución Francesa abre la veda con una Victoria de Samotracia, heroica y herida, vestida como un pan de azúcar mexicano del Día de los Difuntos. Poco después, aparecen los modelos de anatomía (músculos, vísceras, nervios): el ciclo de las capas que Hipócrates heredó de los egipcios, al mismo tiempo que el baile y la acción teatral se desnudaban en un desgarro textual y físico: convivencia del teatro de la crueldad con brotes neoexpresionistas.Sol Picó se entrega y tiene escenas logradas, como la del hermafrodita, esa tipología que siempre ha fascinado a artistas y diletantes. La obra tiene aciertos, pero no cuajan definitivamente los lazos entre lo coreográfico y lo teatral. El material bailado es simple, esquématico,- y lo salva su sinceridad, aún careciendo de profundidad.

Antúnez es hueso duro de roer y asume en Peve una posición rupturista, da rienda suelta a sus instintos orales de niño terrible con esos seres, a veces jinetes apocalípticos y otras esperpentos de sexualidad tardo alejandrina que rozan lo vulgar.

Magnífico el venezolano Adolfo Colmenares en su seductor personaje femenino. Si de parangonar se trata, Peve tiene relación con las polémicas propuestas del galo Fracois Verret, donde también abunda el texto críptico y la estructura virtual de secuencias deconstruidas.

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