El ministro belga figura en cabeza en la carrera por la presidencia de la Comísión Europea
El primer ministro de Bélgica, Jean-Luc Dehaene, se halla en situación óptima para ser designado presidente de la Comisión Europea dentro de cinco días en la cumbre de los Doce que se reunirá en Corfú lospróximos días 24 y 25. Horas después de que declarara públicamente su candidatura y recabara el apoyo de su Gobierno, nueve de los doce socios europeos han proporcionado indicios de que se hallan dispuestos a apoyarle para su designación.No apoyan todavía a Dehaene su vecina Holanda, que defiende a su candidato y todavía primer ministro Rutid Lubbers; el Reino Unido, que sigue sosteniendo a su comisario Leon Brittan, e Italia, que tiene dificultades para fijar su posición.
El Gobierno belga dio su apoyo a Dehaene el viernes por la tarde, después de una semana de intensos contactos en los que éste se ha entrevistado con los jefes de Gobierno de Italia, Luxemburgo, Holanda y Alemania. Pocas horas después, numerosos observadores europeos reconocían la existencia de una amplia mayoría de países preparados para designarle como sucesor de Delors en la elección más compleja y secreta de un alto puesto político en Europa, que deben efectuar por unanimidad primeros ministros y un jefe de Estado.Entre los dudosos, el Gobierno de Berlusconi puede ceder ante la presión alemana en favor de Dehaene, especialmente si obtiene contrapartidas como el apoyo para colocar en la dirección de la Organización Mundial de Comercio al ex ministro de Comercio italiano Renato Ruggiéro. El británico ha indicado que seguirá sosteniendo la candidatura de Brittan hasta Corfú, pero no vetará a los otros candidatos.
Lubbers cuenta con simpatías entre los conservadores británicos y tiene mejor imagen que Dehaene en el Reino Unido, donde la prensa sensacionalista le ha estigmatizado como un eurofanático.
Un momento decisivo para la consolidación de la candidatura de Dehaene será la cumbre del Partido Popular Europeo (PPE), que se celebrará pasado mañana en Bruselas para preparar la reunión de Corfú. Los populares europeos intentarán convencer a Lubbers para que se retire.
Los presidentes del PPE y del Grupo Parlamentario Popular en el Parlamento Europeo son los ex primeros ministros belgas Wilfried Maertens y Leo Tindemans, respectivamente. La voz más respetada y escuchada, de acuerdo con su veteranía, el peso de su país y los resultados de las elecciones europeas, será la de Helmut Koffi, que ha patrocinado, junto a su amigo Francois Mitterrand, la idea de la candidatura del primer ministro belga. Habrá otro triunfador de las elecciones europeas, el español José María Aznar, pero no se cuenta con que juegue un papel decisivo.Otro candidato
Si los populares no se ponen de acuerdo en un nombre no puede descartarse que la cumbre de Corfú se incline por otro candidato. Hasta ahora hay tres declarados (Dehaene, Lubbers y Brittan), pero hay un cuarto en discordia que sólo ha dado a entender su ambición en privado, el irlandés director general del GATT, Peter Sutherland.
Tampoco puede descartarse un fracaso en Corfú. Basta que Holanda lo convierta en una cuestión de principio y que se niegue a dar su aprobación a cualquier nombre como represalia por el rechazo de Lubbers. El papel conciliador de la presidencia del Consejo puede ser muy importante en estos casos, pero en Corfá será difícil que el primer ministro griego pueda realizar un trabajo que requiere muchas entrevistas, idas y venidas y desgaste casi físico. Andreas Papandreu se halla con la salud muy deteriorada.Todo indica que será Helmut Kohl quien presidirá la cumbre. El canciller alemán no quiere transmitir el mensaje de que le interesa aplazar la designación hasta octubre, para después de las elecciones generales alemanas, pues daría de nuevo rienda suelta a quienes hacen cábalas con su propia candidatura como salida ante un posible fracaso electoral.
Si hay bloqueo en Corfú, fuentes alemanas han indicado que podría convocarse una cumbre extraordinaria para septiembre, ya bajo su presidencia. Finalmente, queda la posibilidad de una decisión en dos movimientos, como sucedió en 1984 con ocasión del nombramiento de Jacques Delors. En aquel momento, la cumbre no designó al presiente de la Comisión en junio, y el entonces ministro de Finanzas de Mitterrand tuvo que esperar hasta el 16 de julio para enterarse de que no sería primer ministro, sino que debería hacer los bártulos para Bruselas como premio de consolación.
Un pragmático absoluto
El primer ministro belga cuenta con numerosas bazas personales y políticas a su favor. Nació hace 53 años en Montpellier y habla el francés casi con tanta fluidez como su lengua materna, el flamenco o variante meridional del neerlandés. Para Francia significa que su lengua seguirá teniendo una importancia de primer orden en Bruselas frente al avance imparable del inglés, favorecido por la incorporación de los países nórdicos. Habla además con gran desenvoltura el alemán y el inglés.Es un político profundamente federalista, como lo son casi todos en este pequeño país de constitución intrincada. El proyecto de alcanzar una Unión Europea (UE) no se contempla como una utopía desde estas llanuras fluviales del norte de Europa, donde surgió la burguesía y la industralización.
Dehaene es un pragmático absoluto, al que los Doce le encargarán tareas difíciles. Gusta entre los primeros ministros su escasa disposición para el lucimiento intelectual. "No queremos un rey filósofó", aseguran algunos. Lo que - pudiera aparecer como un defecto, en contraste con el visionario Jacques Delors, es finalmente una virtud. La prensa belga le describe como un técnico en explosivos, especializado en desmontar las minas y paquetes bomba que aparecen a diario en la vida política.
Sus éxitos le acreditan para el cargo. Ha realizado una reforma constitucional que corona 20 años de evolución desde el Estado belga unitario hasta el Estado federal. Algo todavía más complicado le espera con la reforma de las instituciones europeas, prevista para 1996, con el objetivo de dar cabida a todos los nuevos socios. Ha demostrado una enorme habilidad en los apaños presupuestarios para evitar el aumento del déficit. También los Doce. esperan colocar a alguien en la Comisión que maneje la tijera con energía ante los enormes desaños presupuestarios que tiene ante sí la UE.
Algunos diplomáticos, en cambio, muestran preocupación por su estilo, brusco y sin matices, que le convierte en un negociador arrollador y temible. Felipe González tuvo una experiencia no muy agradable en la negociación sobre la localización de las sedes comunitarias, en la que España se vio obligada a renunciar a la Agencia del Medicamento y a la de Medio Ambiente, ante el lo toma o lo deja que planteó Dehaene con ocasión de la presidencia belga.
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