La alarma llega hasta el Vaticano
La apertura de las fronteras en Europa del Este, la urgente necesidad de moneda dura y los inescrupulosos coleccionistas de arte en Occidente están desangrando el patrimonio cultural de esos países. Museos, iglesias y monasterios allí se han convertido en el paraíso de las bandas especializadas en robos de obras de arte por encargo de coleccionistas privados de distintos países del mundo.Parte del arte robado aparece en ferias y mercados de países occidentales, pero la mayoría, como, por ejemplo, los 200 objetos rituales extraídos del Museo Judío. de Budapest en diciembre del pasado año, son tan raros y reconocibles que su venta es prácticamente imposible. La colección judía, que incluye ejemplares extraordinarios de una tora de plata del siglo XVII, ha sido evaluada "en muchos millones de dólares".
Inventarios
En Polonia, como en la República Checa y la Eslovaca, los ladrones de arte se han especializado en objetos sacros de iglesias católicas romanas. El Vaticano, alarmado por el fenómeno, ordenó a las diócesis polacas hacer un inventario de todos sus objetos de valor para entregar sus fotografías y descripciones a la Interpol en caso de hurto y así poder facilitar la búsqueda posterior.
Los cerebros de los saqueos son, en muchos casos, historiadores de arte, anticuarios y coleccionistas obsesionados con tener el alta completo de una iglesia en el salón más espectacular de su casa. Mayslim Islami, el director del Museo Nacional de Historia en Tirana, fue condenado a 12 años de prisión en febrero pasado, acusado de robar una valiosa lápida del año 1373, que historiadores de Albania consideran como una "pérdida irreparable e insustituible".
Según ha informado el Ministerio de Cultura de Tirana, alrededor de 500 iconos y cientos de obras de arte han sido robados y exportados ilegalmente en los últimos tres años. Pero la cifra real puede ser sustancialmente mayor y tendrá que pasar tiempo hasta que se pueda saber con precisión cuantos son los objetos de valor histórico y artístico que han desaparecido en este tiempo.
En la República Checa, donde el número de los robos ha adquirido dimensiones incontrolables, la policía ha desarrollado un programa de computación con el registro de las obras robadas. El inventario contiene fotografías o descripciones de los iconos, estatuas y pinturas, que son enviados a la frontera y a la Interpol. Es una medida que a estas alturas resulta preventiva para los presumibles robos posteriores pero que seguramente poco ayudará a los saqueos ya sufridos en toda esta zona.
Babelia
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