Los testigos niegan la versión oficial de la detención del argelino
Versiones contradictorias. El relato facilitado ayer por el Ayuntamiento de Madrid de la detención el martes en la Puerta del Sol de Zahzou Mohamed, argelino de 26 años, se enfrenta al testimonio de los testigos presenciales, cinco transeúntes que desmienten la versión oficial. El consistorio sostiene que los tres policías locales denunciados por agredir brutalmente al inmigrante fueron "rodeados por un grupo de magrebíes que arrojaron botes de bebidas y piedras". El resultado final de la "reyerta", según esta versión, fue la de "tres policías heridos".Los testigos, ciudadanos que ni tienen relación entre sí ni conocen a la víctima, niegan que se tirase objeto alguno a los agentes -"¿qué piedras hay en la Puerta del Sol?", se preguntaba uno- e insisten en que el argelino, solo y tirado en el suelo, fue aporreado brutalmente incluso cuando estaba esposado.
Cuatro horas después de la detención, estos testigos oculares denunciaron por separado la agresión en la comisaría de Centro, perteneciente al Cuerpo Nacional de Policía. Zahzouh, casado y en paro, tiene permiso de asilo en España.
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Los testigos afirman que el argelino fue golpeado cuando estaba esposado
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Las coincidencias entre ambas versiones son mínimas y prácticamente se reducen a que la detención se registró sobre las 21.30 del martes en la boca del metro de Sol cuando Mohamed, con el torso desnudo, estaba sentado. A partir de aquí, el desarrollo de ambos relatos traza cuadros divergentes.
El cuerpo de la Policía Municipal, en un comunicado hecho público ayer, sostiene que los tres agentes intervinieron tras una denuncia de una vendedora de caramelos. La mujer, con un puesto autorizado en el metro de Sol, afirmó a los agentes, siempre según la versión policial, que el inmigrante había desparramado su mercancía en varias ocasiones y que la había amenazado con el fin de que no vendiese tabaco. "Según parece", indica la nota, "el mencionado individuo pretendía monopolizar la venta de tabaco ofreciendo cajetillas de contrabando".
Continúa el comunicado: "Los agentes acudieron a identificar al denunciado, quien se opuso entre gritos y gestos desproporcionados. Inmediatamente después, un grupo de personas de origen igualmente magrebí rodearon a los policías, a los que arrojaron botes de bebidas y piedras, circunstancia que fue aprovechada por el ciudadano argelino para intentar escabullirse mordiendo la mano a un agente".
Reyerta y autolesión
La versión policial describe así el fin de la intervención: "Gracias a la colaboración de otra dotación municipal ( ... ) pudo ser sofocada la reyerta y trasladado el detenido hasta la patrulla". Posteriormente, Mohamed, según los agentes, trató de autolesionarse.
La lectura de estos párrafos sulfuró ayer a los testigos, cuya presencia en el lugar de los hechos se debía a la casualidad.
Así, Ramón Salaberría, de 34 años, director de una revista pública, se dirigía a su casa en la calle Mayor. "Vi a un chico con el torso desnudo. Tres municipales se acercaron a él. Un agente le pidió la documentación. El chico sacó de su bolsillo un documento y lo entregó. El agente, entonces, empezó a tirarle del brazo. El chico se resistía sin violencia. Los otros agentes se sumaron al forcejeo para llevárselo. Le empujaron y, una vez en el suelo, le empezaron a machacar".
Salaberría negó que se tirasen piedras o latas contra los agentes -"todo lo más hubo un abucheo", indicó- y se sorprendió ante la afirmación de que los tres policías habían resultado "heridos": "¿Cómo? Quizá sufrieran un rasguño, pero.... ¿una herida? Si eran tres contra uno". Para Salaberría, a Zahzouh le "patearon peor que a un perro".
A poca distancia de Salaberría se encontraba una periodista de televisión, quien volvía de pasar su día libre en Majadahonda. "¿Que tiraron piedras y botes a los policías? Pues no sé qué piedras hay en la Puerta del Sol", dijo esa testigo. "No hubo nada de eso. Intentaban levantar del suelo al chaval, que estaba esposado. Como se pegaba al suelo le golpearon con una porra y le dieron también una patada", añadió.
En el mismo sentido se expresaron ayer otros testigos. Todos coincidían.
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