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Europa pone hoy a prueba el futuro de su Unión

Lluís Bassets

Europa vuelve a poner hoy a prueba la confianza de sus ciudadanos en el futuro de las instituciones y en el proyecto ole la Unión. La conjunción de una participación electoral muy baja y de un resultadonegativo en el referéndum de adhesión de Austria a la Unión Europea (UE), que también se celebra hoy, asestaría un durísimo golpe a los proyectos políticos y monetarios de los Doce y abriría una crisis de consecuencias imprevisibles. La jornadaelectoral del jueves pasado, con niveles de participación muy bajos, y los últimos sondeos austriacos han proporcionado un inesperado dramatismo a una jornada en la que una vez más Europa se lo juega todo en un único y complicado envite.

Los partidos en la oposición sufrirán fuertes tirones hacia arriba, como es tradicional en las elecciones europeas. Los sondeos indican que habrá también un incremento del voto populista o de extrema derecha en algunos países. En Dinamarca -donde se votó el jueves pasado, como en el Reino Unido, Irlanda y Holanda-, los euroescépticos se han cobrado jugosas rentas de la derrota en el segundo referéndum sobre el Tratado de Maastricht.Todo indica que las votaciones de hoy -para el Parlamento Europeo (PE) en los ocho países que todavía no han votado y en el referéndum auistriaco- pueden proporcionar nuevas sorpresas. El índice de participación será uno de los datos significativos, del que dependerá la, propia legitimidad política de la futura Eurocámara.

La mayoría de los sondeos permiten dibujar un PE con una composición muy parecida a la actual. Lo que los socialistas pierdan en países como Francia, Italia y España pueden recuperarlo ampliamente en el Reino Unido. Lo mismo sucede con los populares europeos. Las dos fuerzas mayoritarias en la actual Eurocámara -el Partido Socialista Europeo y el Partido Popular Europeo- tienen todos los puntos para seguir repartiéndose las dos porciones más grandes del hemiciclo. Los socialistas pueden oscilar entre 210 y 227 escaños. Los populares se situarán en torno a los 175.

Sin sorpresas

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Ambas fuerzas cuentan con programas electorales de obediencia federalista y ortodoxa, con lo que no cabe esperar sorpresas de la Eurocámara que pueda salir de las urnas. El problema es precisamente el divorcio que expresarán los votos en el caso de una participación muy escasa. La capacidad de maniobra del nuevo PE quedará determinada por el grado de adhesión o de desafección demostrado por los 270 millones de electores europeos.

A la vez, los austríacos acudirán a los colegios electorales con la incertidumbre en el cuerpo, pendientes de más de un tercio de la población todavía indecisa en las horas previas. Un rechazo de la adhesión por Austria significaría el Fin del proceso de incorporación de este país, y de Finlandia, Suecia y Noruega. También cerraría la puerta a otros candidatos.

Es inimaginable que los tres países nórdicos, que. han programado consultas populares en el otoño próximo, puedan votar afirmativamente después de un rechazo por parte del país hasta ahora más próximo y entusiasmado. Fuentes gubernamentales noruegas han afirmado que no haría falta ni tan siquiera mantener la convocatoria del referéndum. Europa sufriría en tal caso una derrota de dimensiones mucho mayores que la que significó el rechazo de Dinamarca al Tratado de Maastricht, en junio de 1992, con sus secuelas de retrasos y de reacciones euroescépticas en cadena en casi todos los países.

La enorme preocupación que ha despertado la cita con las urnas entre los dirigentes europeos, principalmente en las últimas horas, contrasta duramente con el escaso contenido europeo de las campañas electorales en cada uno de los Doce. Éstas son las primeras elecciones después de la entra da en vigor del Tratado de Maastricht, que ha instituido la ciudadanía europea y permite el voto de todos los ciudadanos en su país de residencia.

El Parlamento Europeo que saldrá de ellas contará con mayores poderes. Deberá votar la confianza al presidente de la Comisión y a los otros 16 comisarios y podrá desarrollar plenamente el nuevo procedimiento de codecisión, que permite a los eurodiputados vetar una decisión tomada por los Doce. La Cámara elegirá también a un defensor del pueblo y podrá formar comisiones de investigación.

Un 55% del electorado dice que votará pensando en la política nacional, frente a un 33% que medita el voto en términos europeos, según un sondeo publicado por la Comisión Europea esta semana.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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