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Entrevista:

"Me he ganado el derecho a que la gente deje de dudar que soy escritora"

Firmar 200 libros en poco más de una hora es su récord personal y acaba de ocurrir en el fin de semana y en la Feria del Libro. Casi todos eran Malena es un nombre de tango, su última novela publicada como las otras por Tusquets, peto muchos le llevaban Las edades de Lulú, que fue su consagradora, o Te llamaré Viernes. Almudena Grandes, que dice no tener ningún secreto para el éxito, que se ha preparado para estas semanas de mundanidad "con meses de retiro, de no ver más que a los íntimos", asegura que le gusta "la gente normal no muy norinal".

Pregunta. ¿Malena canta el tango como ninguna?

Respuesta. Ahora, además de la letra, me sé la historia del tango. Sé que se trataba de una mujer de la calle, destruida por la bebida y los hombres. Sé que el tango es la música del arrabal, de los marginados, de los que están fuera, y que Malena tenía una voz característica, quebrada por el alcohol y por la pena, seguro que cantaba el tango como ninguna. Yo creo que Malena tiene el glamour de la gente bien destruida, porque hay dos manera de destruirse, una buena y otra mala. La buena casca más la voz. La otra es la de Roldán y así, y no interesa.

P. ¿Y su Malena?

R. Mi Malena es de un arrabal un poco peculiar. Es una historia de familia, y en ella, esta niña tiene unas relaciones conflictivas con su sexo genérico porque no se cree nunca, desde muy pequeña, eso del eterno femenino. Así que es una niña que se rechaza hasta que aprende a aceptarse, incluso a quererse. Esa diferencia es su arrabal.

P. En ... Viernes, los persona es también son de fuera.

R. De mi amor por la novela del siglo XIX viene una predilección muy marcada,por la gente normal no muy normal. Te digo: ni los personajes extraordinarios, los superhéroes, ni los hombres grises vestidos de gris y pintados de gris. En los márgenes, se dan esos personajes que son normales, como todos, pero que tienen su pequeña diferencia. A lo mejor es esa diferencia la que les coloca del lado de allá. P. Lulú, ¿todavía?

R. Lulú ha sido una novela muy generosa conmigo. Digo esto porque no reniego ni renegaré nunca de ella, pero estoy un poco cansada de que me pregunten por Lulú.

P. A estas alturas, caiga quien caiga, es una escritora reconocida.

R. Parece que después de Malena me he ganado el derecho a que la gente deje de dudar de que lo soy. Lo cierto es que desde el principio, desde Lulú, me he sentido arropada por muchos. En ese sentido no voy a cantar la canción de la pobre chica erótica... Y diré que cuando empecé a escribir había muy pocas, y si volviera a tener 28 años volvería a escribir Lulú. Ahora es otro tema.

P. Hablando de chicas eróticas, usted es uno de esos nombres infalibles en debates sobre amor, erotismo o familia. Y Malena es una saga familiar.

R. Creo que ahora están haciendo crisis las recetas que hace veinte años parecían revolucionarias y ya están viejas. Creo que, en general, el código moral y sexual de los sesenta no consiguió sustituir al viejo régimen, dicho sea con comillas. Para mí, la familia es un útero al que siempre se puede volver, porque nunca te déjan de querer. Así, resumiendo., te diré que lo de tener a los niños desnudos por la casa y no mandarles al colegio me parece una barbaridad. Y otra cosa que me parece fenomenal es la recuperación del papel de los abuelos.

P. ¿Usted cree que nosotras, que tenemos hijos pequeños, seremos tan buenas abuelas?

R. Claro. La abuelidad se impone siempre.

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