Los notarios y el blanqueo de dinero

He leído con sorpresa y preocupación un artículo publicado bajo la firma de Carlos Celaya en el suplemento Negocios correspondiente a EL PAÍS del domingo 29 de mayo, bajo el llamativo y destacado titular 'Notarios, aseguradores y casinos retrasan la ley contra el blanqueo de dinero'.El señor Celaya se permite sentar las siguientes afirmaciones: "Menos comprensivos que las entidades de crédito con la ley y su normativa han sido otros profesionales, como los notarios, las empresas de casinos o las compañías aseguradoras. Su presión ha sido importante en el Parlamento. En varias ocasiones han manifestado que la legislación estipula un control que en la práctica es inviable y que hará mella en su negocio... También los notarios contestaron duramente al proyecto, que según ellos perjudica su desarrollo profesional".

Ante tan rotundas aseveraciones, quiero puntualizar al señor Celaya y a los lectores de EL PAÍS que es absolutamente falso que los notarios hayan hecho ningún tipo de presión en el Parlamento contra la normativa de blanqueo de

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dinero. Es igualmente falso que los notarios hayan contestado, ni dura ni blandamente, el proyecto, como lo es que esta normativa pueda hacer "mella en su negocio" ni que perjudique "su desarrollo profesional".

El señor Celaya en ningún momento se ha dirigido a este consejo para contrastar la veracidad de las afirmaciones que tan a la ligera se ha permitido hacer. Él sabrá por qué las hace y él debe también saber el daño que causan a una institución que tiene ganado un general respeto por su servicio a la verdad y a la legalidad.

La verdad es muy otra. Los notarios, sin necesidad de legislación alguna, han colaborado directamente en la lucha contra el blanqueo de dinero. Infórmese debidamente el señor Celaya y comprobará la realidad de esta colaboración directa con la fiscalía y los tribunales de justicia.

En cuanto a la normativa concreta, los notarios han colaborado activamente con el legislador en cuantas ocasiones se ha solicitado su opinión. La Administración ha valorado positivamente esta colaboración, y buena prueba de ello es que remitió al Consejo General del Notariado el borrador de proyecto de reglamento de la ley de blanqueo de dinero. El informe de este consejo concluía con esta frase: "Mucho le agradezco la posibilidad de participar en tan noble proyecto. Sabe que puede contar con la total y leal colaboración del notariado para sus propósitos", actitud totalmente contraria a la que tan ligeramente nos atribuye el señor Celaya. El Ministerio de Economía ha constituido una unidad especial para el estudio y propuesta de medidas para la corrección y prevención del fraude, a cuyas reuniones ha sido expresamente invitado el notariado.

Finalmente, en modo alguno podemos admitir que se diga por el señor Celaya que los notarios hayan manifestado que la legislación estipula un control que "hará mella en su negocio" y "perjudica su desarrollo profesional". Sólo la precipitación o la ignorancia, que nada tienen que ver con el bien hacer periodístico, pueden no ya vincular, sino tan siquiera aproximar, la labor del notario con el blanqueo de dinero.

La sociedad española sabe bien cuál es la función del notario y el servicio que presta constantemente a los particulares, a la Administración y a los tribunales de Justicia.-

Presidente del Consejo General del Notariado.