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Primeras señales de alarma

El régimen de Argelia ha reiterado en diversas ocasiones de manera pública y privada su preocupación ante el hecho de que Marruecos y España puedan convertirse en zona de apoyo para el movimiento integrista radical.Argelia dio las primeras señales de alar ma hace más de dos años, cuando, interrumpido el proceso le gislativo y democrático, insinuó la posible existencia en la zona del Levante español de concentraciones de su puestos militantes integristas del Frente Islámico de Salvación (FIS), que habían decidido trasladarse a la región en busca de refugio y protección. Estas hipótesis fueron desmentidas reiteradamente por las autoridades españolas en Argel y por el propio Ministerio de Asuntos Exteriores en Madrid.

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Paralelamente a estas gestiones y denuncias, el Gobierno argelino reabrió recientemente el consulado de Alicante, que había cerrado en los últimos años de la presidencia del depuesto Chadli Benyedid y que se había mostrado muy activo en etapas precedentes, sobre todo en el momento de recabar y seguir los movimientos de los seguidores del ex presidente Ben Bella, que residían en la zona y que impulsaban una política de, oposición al régimen del antiguo partido único, Frente de Liberación Nacional (FLN).

Las mismas señales de alerta ha venido dando el régimen de Argelia con respecto a Marruecos, al que ha acusado de manera clara de dar apoyo y de servir de refugio al movimiento integrista radical. El pasado mes de junio, tras una oleada de denuncias efectuadas desde Argel, el Gobierno de Rabat detuvo en su territorio a Abdelkáder Layada, uno de los primeros jefes del Grupo Islámico de Salvación, una de las organizaciones más activas del fundamentalismo argelino.

El pasado mes de diciembre, el entonces jefe de Gobierno Reda Malek, en una reunión con la prensa internacional, abordó de una manera clara y tajante el conflicto con Marruecos y aseguró que este país y otros que no citó servían de paso para los alijos de armas destinados al Movimiento integrista.

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